John Merrick (aunque en las cartas al Dr Treeves se denominaba Joseph Merrick) podría ser sin paliativos el puro ejemplo de bondad en cuánto al ser humano se refiere. También debería ser un modelo a seguir en cuanto a superación personal y lucha.

Porque a diferencia de los habituales estereotipos que utilizamos como métodos de superación, la historia de Merrick ha quedado prácticamente sepultada (gracias a este filme se recuperó) cuando es el máximo exponente de lucha y resistencia. Al fin y al cabo, el ojo humano y la superficialidad son dos cosas inherentes en el ser humano y Merrick, únicamente por su aspecto tuvo que luchar durante toda su vida contra ambas.

EN EL LONDRES DE FINALES DEL SIGLO DIECINUEVE.

Y sí, El Hombre Elefante no trata sobre narcotráfico, sobre las injusticias (si se hace eco pero no se acentúa en exceso), sobre la ambición o sobre el amor.

Es la historia de un hombre QUE POR RAZONES AJENAS A ÉL (la lotería genética) es abandonado y menospreciado por la sociedad y como ÉL SÓLO SE ASEGURA DE BUSCAR SU SITIO EN EL MUNDO QUE LE HA TOCADO VIVIR.

Y se podía haber hecho esto con una moralina y una superficialidad crispante.

Pero Lynch, para mí sorpresa...hizo un trabajo apoteósico.

Ya no sólo en decorados, maquillaje o el tremendo acierto de rodar en blanco y negro una historia tan clásica como buscar el sitio en el mundo que nos ha tocado vivir, sino también porque todo está cuadrado, funciona y pese a tener un leve elemento depresivo es un filme que RESALTA LA BELLEZA INTERIOR DE LA PERSONA sobre los elementos físicos.

Y vaya si lo consigue. Son tantas las escenas que hacen que a uno se le humedezcan los ojos (el primer encuentro con Bancroft, ¨No soy un animal, soy un ser humano¨, la primera vez que Hopkins ve a Merrick) todo filmado con un exquisito cuidado y un respeto fidedigno tanto por Merrick como por su historia.

Las actuaciones sublimes de su trío protagonista (Bancroft en menor medida pero aún así sobresaliente) y una historia contada con brío y que no aburre (además de evitar las clásicas pajas mentales de Lynch).

Y bien es cierto que han dejado cosas en el tintero (la infancia de Merrick fue un suplicio al parecer, en parte debido a una madrastra que lo consideraba un monstruo). Pero creo que eso lo hace mejor, pues otro elemento dramático así quizás hubiese supuesto un cambio en el tono.

Y se evita el exceso de dramatismo, algo sorprendente TENIENDO EN CUENTA LA CRUELDAD DE LOS EVENTOS REALES.

Incluso la duración es perfecta. No sobra ni un sólo fotograma.

Muchos verán a Merrick como un ejemplo de la crueldad humana (a la que fue sometido por algunos, o la que tuvo que soportar por sus tumores), pero muchos otros gracias A ESTA OBRA MAESTRA podrán ver LA BELLEZA QUE SE ESCONDE DENTRO DE ESA SUPUESTA ¨CRUELDAD HUMANA¨.

Y eso la película lo clava. Indispensable.