Whedon no es un genio con la cámara, o al menos lo disimula. Quizás su gusto por el estatismo y por los planos medio y americano le venga de su experiencia televisiva, o quizás es que le vino grande la empresa de más de 200 millones de $. Lo que sea. Lo que no hay duda es que el producto final es del gusto de los amantes de la "fórmula Disney/Marvel". escasa lógica de cuanto sucede, suspensión de la incredulidad por encima de la estratosfera, y no exigir más de lo que se suele exigir a las películas de este género: entretenimiento de una única y divertida lectura.

Y ése es el mérito y la intención de Whedon: Color, mucho color, discusiones frívolas y descripción sencilla y lineal de todo lo que ocurre en pantalla. Personajes que más que superhéroes son rock-stars compitiendo por quién queda más carismático. Humor cada 30 segundos, a veces cercano al gag. ¿El peaje a pagar? Épica nula, emoción reducida a dos instantes, suspense nulo, empatía con la suerte de alguno de los personajes escasa. No da tiempo a nada de éso, ni el espectador tiene necesidad de involucrarse, sólo masticar y disfrutar del espectáculo. La autoparodia secuestra 4/5 partes del metraje.

La tarea que tenía Whedon era complicada, no lo dudo, pero su simplicidad y "alegría" estrechan el género, lo llevan a un punto que en principio parecía superado. La intención de Whedon es la de acercar el cómic a la pantalla recurriendo a la parodia permanente, unida a un guión sencillo y previsible desde el primer cuarto de hora, en el que las situaciones verosímiles se han sacrificado por el buenrollismo, la diversión, y los guiños permanentes al espectador. Y todo acaba en éso, un producto simple en el estricto sentido de la palabra: sencillo, sin complicaciones, desabrido, falto de sazón.

A la crítica, que en el fondo desprecia este género, le encantan las películas de superhéroes que no se toman demasiado en serio a sí mismas. Y vista la taquilla, a gran parte del público también. Yo respeto los gustos de los niños, de los adolescentes, incluso el de esos adultos que dicen llevar aún un niño dentro, pero lo que no tolero es que confundan ése gusto por lo frívolo y lo cómico con el hecho de tener imaginación y deseos de volar más allá de la que puede ser una estresante realidad. Ganas de evasión tenemos todos los que entramos en una sala de cine, pero no necesariamente así.