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Voto de Silvio de Arabia:
7
7,1
26.525
Drama
Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical Girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre ... [+]
15 de enero de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
PREÁMBULOS:
Tenía una cita pendiente con esta obra. Aunque apareció en 2014, conseguí esquivarla perfectamente —sin más motivo que la pereza por la sinopsis y, sobre todo, por EL CARTEL (!?)— hasta que llegó su momento a finales de 2019. Me enfrenté a una película de la que solo conocía la sinopsis que ofrece FA; por tanto, no tenía absolutamente ni idea de a qué me enfrentaba. Y fue una sorpresa agridulce.
Yo conocí a Carlos Vermut con 'Quién te cantará', y eso debería haberme advertido de a qué me enfrentaba. Pero siempre pensé que Magical Girl sería una de esas road movies de autodescubrimiento, con un buen hombre y su hija enferma y Pepe Sacristán haciendo de viejete entrañable. Casi puedes seguir con esa intuición los primeros minutos con algunos diálogos que bordan el «deadpan»*. Pero no se mantiene mucho rato.
VALORACIÓN INICIAL, (un poquito de spoiler argumental):
La película es agria y dura. Puedo afirmar con rotundidad que a mí no me marcó, como he oído decir aquí y allá. De hecho, no me entusiasmó demasiado. Pero reconozco que es un gran guion. Es como cadena de favores, pero, en vez de favores, en putadas. Cadena de putadas. La canción de Eurythmics definiría muy bien las relaciones que se establecen entre los personajes: unos abusan y otros son abusados.
GUION (ES EL GUION RESUMIDO: HAY MÁS SPOILERS):
Todo se inicia con una niña que manipula en el pasado a su profesor para conseguir algo de él. Luego tenemos a una niña —quizá la más inocente— que manipula a su padre. Tenemos a su padre, que manipula a una mujer con trastornos mentales para conseguir dinero y complacer a su hija. Esta mujer, a su vez, se deja dominar por su pareja, quien la controla a través de su posición de poder como psiquiatra. Y, finalmente, esta mujer vuelve a acabar manipulando al profesor al que arruinó la vida de niña para conseguir vengarse de su chantajista. Se cierra un círculo perfecto de abusadores y abusados. Para más inri, la mujer, Bárbara, consigue el dinero para el chantajista participando en sesiones sadomasoquistas que implican un desgaste físico cada vez más pasado de rosca. Esta parte de la película rollo 'Eyes Wide Shut' es la más inverosímil. Pero entra dentro de la dinámica de poder y abuso, y ayuda un poco a explicar el presente de Bárbara y me vale. Era una opción como cualquier otra. No creo que se meta forzosamente para impresionar al espectador o asustarlo, como leí por ahí. Cosas peores y más crueles hemos visto ya en el cine.
LO QUE MÁS ME GUSTÓ:
1) Me pareció significativo el monólogo inicial de Sacristán cuando dice que, sin importar la Historia o la Literatura, la verdad de que 2+2=4 es la única verdad inmutable. Pero me gustó no por esa vieja explicación de profesores de matemáticas —que no es tan cierta, de hecho—, sino por el valor pragmático que adquiere ese discurso dentro de la narración. Cuando se dice que dos más dos es igual a cuatro, no se está refiriendo a las matemáticas —que también—; el personaje se está refiriendo a la naturaleza humana, que es inmutable, pase lo que pase, en su crueldad. Está hablando de las relaciones que se producen en la película. Está hablando de todos nosotros.
2) Bárbara Lennie. Me parece, sin duda, el personaje mejor construido. Bárbara es una actriz a la que había visto antes en alguna otra película, pero nunca me había fijado en ella hasta ese momento. Me gusta cómo es, cómo se mueve y la representación tan verosímil que hace del matriz de conductas de una persona depresiva: los pensamientos intrusivos, la dependencia emocional hacia su pareja (bueno, y físiológica, psicopatológica, económica...), las conductas autolesivas... También es un personaje complejo en tanto que en su niñez parece que manipuló a un adulto (para «seducirlo», para que matase por ella, lo-que-sea), luego ha tenido un pasado de «scort sadomasoquista» y acabó casándose con un hombre con buena posición en lo que parece ser un plan urdido por su protectora-madama para asegurarle un futuro. Toda esa historia retorcidilla nos complica más el aceptar el pacto ficcional, pero, como dije antes, era una opción viable para darle una identidad al personaje y no funciona del todo mal, en tanto que sigue utilizando los mismos nexos que unen a todos los personajes en el filme.
Seguimos en el spoiler:
Tenía una cita pendiente con esta obra. Aunque apareció en 2014, conseguí esquivarla perfectamente —sin más motivo que la pereza por la sinopsis y, sobre todo, por EL CARTEL (!?)— hasta que llegó su momento a finales de 2019. Me enfrenté a una película de la que solo conocía la sinopsis que ofrece FA; por tanto, no tenía absolutamente ni idea de a qué me enfrentaba. Y fue una sorpresa agridulce.
Yo conocí a Carlos Vermut con 'Quién te cantará', y eso debería haberme advertido de a qué me enfrentaba. Pero siempre pensé que Magical Girl sería una de esas road movies de autodescubrimiento, con un buen hombre y su hija enferma y Pepe Sacristán haciendo de viejete entrañable. Casi puedes seguir con esa intuición los primeros minutos con algunos diálogos que bordan el «deadpan»*. Pero no se mantiene mucho rato.
VALORACIÓN INICIAL, (un poquito de spoiler argumental):
La película es agria y dura. Puedo afirmar con rotundidad que a mí no me marcó, como he oído decir aquí y allá. De hecho, no me entusiasmó demasiado. Pero reconozco que es un gran guion. Es como cadena de favores, pero, en vez de favores, en putadas. Cadena de putadas. La canción de Eurythmics definiría muy bien las relaciones que se establecen entre los personajes: unos abusan y otros son abusados.
GUION (ES EL GUION RESUMIDO: HAY MÁS SPOILERS):
Todo se inicia con una niña que manipula en el pasado a su profesor para conseguir algo de él. Luego tenemos a una niña —quizá la más inocente— que manipula a su padre. Tenemos a su padre, que manipula a una mujer con trastornos mentales para conseguir dinero y complacer a su hija. Esta mujer, a su vez, se deja dominar por su pareja, quien la controla a través de su posición de poder como psiquiatra. Y, finalmente, esta mujer vuelve a acabar manipulando al profesor al que arruinó la vida de niña para conseguir vengarse de su chantajista. Se cierra un círculo perfecto de abusadores y abusados. Para más inri, la mujer, Bárbara, consigue el dinero para el chantajista participando en sesiones sadomasoquistas que implican un desgaste físico cada vez más pasado de rosca. Esta parte de la película rollo 'Eyes Wide Shut' es la más inverosímil. Pero entra dentro de la dinámica de poder y abuso, y ayuda un poco a explicar el presente de Bárbara y me vale. Era una opción como cualquier otra. No creo que se meta forzosamente para impresionar al espectador o asustarlo, como leí por ahí. Cosas peores y más crueles hemos visto ya en el cine.
LO QUE MÁS ME GUSTÓ:
1) Me pareció significativo el monólogo inicial de Sacristán cuando dice que, sin importar la Historia o la Literatura, la verdad de que 2+2=4 es la única verdad inmutable. Pero me gustó no por esa vieja explicación de profesores de matemáticas —que no es tan cierta, de hecho—, sino por el valor pragmático que adquiere ese discurso dentro de la narración. Cuando se dice que dos más dos es igual a cuatro, no se está refiriendo a las matemáticas —que también—; el personaje se está refiriendo a la naturaleza humana, que es inmutable, pase lo que pase, en su crueldad. Está hablando de las relaciones que se producen en la película. Está hablando de todos nosotros.
2) Bárbara Lennie. Me parece, sin duda, el personaje mejor construido. Bárbara es una actriz a la que había visto antes en alguna otra película, pero nunca me había fijado en ella hasta ese momento. Me gusta cómo es, cómo se mueve y la representación tan verosímil que hace del matriz de conductas de una persona depresiva: los pensamientos intrusivos, la dependencia emocional hacia su pareja (bueno, y físiológica, psicopatológica, económica...), las conductas autolesivas... También es un personaje complejo en tanto que en su niñez parece que manipuló a un adulto (para «seducirlo», para que matase por ella, lo-que-sea), luego ha tenido un pasado de «scort sadomasoquista» y acabó casándose con un hombre con buena posición en lo que parece ser un plan urdido por su protectora-madama para asegurarle un futuro. Toda esa historia retorcidilla nos complica más el aceptar el pacto ficcional, pero, como dije antes, era una opción viable para darle una identidad al personaje y no funciona del todo mal, en tanto que sigue utilizando los mismos nexos que unen a todos los personajes en el filme.
Seguimos en el spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
3) Otra cosa que me gustó muchísimo es relativa al asterisco que coloqué antes junto a «deadpan». Se trata de los dos momentos que más gracia me hicieron en el filme. Uno es cuando la niña, sentada en la mesa con el padre, quiere fumarse un cigarrillo. Y después de que su padre acepte, decide también pedirle un gin-tonic, con la sobriedad de un señor de cincuenta años que pide un copazo a una camarera. El otro momento divertidísimo es cuando Bárbara —creo que era Bárbara— habla con seriedad sobre un vídeo que había visto en la tele sobre una señora de Valencia que tenía una disputa con la vecina y salía al rellano cubierta de bolsas de basura (si no sabes a qué reportaje se refiere, googlea: «Sin ser nada de eso yo» y disfruta).
Salvo esos dos momentos de comedia seca, la película se va oscureciendo cada vez más y toma forma en lo que realmente es: un thriller sobre personas que abusan, son abusadas o quieren ser abusadas por ese punto flaco que es el amor: ya sea entre parejas sólidas, entre amores imposibles, entre un padre o una hija o de la forma que aparezca.
A mi parecer, el único personaje que no transgrede ninguna línea moral es la niña con la enfermedad terminal. Ella es la más cuerda y la que ofrece un amor más sincero. Quiere fumar y tomarse un gin-tonic, claro. Pero no demanda esos privilegios por capricho. Los quiere porque es consciente que posiblemente nunca llegue a cumplir 15 años para fumar en un acto de rebeldía. Por eso el padre la consiente. Es cierto que cuando el padre le regala el disfraz, ella, en vez de alegrarse, hace como que busca algo más: el cetro. Ese acto lo podemos deducir como un acto de manipulación de una niña que usa la cartita de la enfermedad terminal. VALE, sí. Es cierto. Pero no creo que lo hiciese con maldad. Por como se comporta la niña en general, junto con esa sorpresilla que prepara para el padre, hacia el final del metraje, creo que simplemente fue una reacción no premeditada, fruto del desconocimiento. ¡Solo es una cría!
Pero Bárbara también era «¡solo una cría!» y fíjate el pollo que montó la niña hasta la escena del final.
Salvo esos dos momentos de comedia seca, la película se va oscureciendo cada vez más y toma forma en lo que realmente es: un thriller sobre personas que abusan, son abusadas o quieren ser abusadas por ese punto flaco que es el amor: ya sea entre parejas sólidas, entre amores imposibles, entre un padre o una hija o de la forma que aparezca.
A mi parecer, el único personaje que no transgrede ninguna línea moral es la niña con la enfermedad terminal. Ella es la más cuerda y la que ofrece un amor más sincero. Quiere fumar y tomarse un gin-tonic, claro. Pero no demanda esos privilegios por capricho. Los quiere porque es consciente que posiblemente nunca llegue a cumplir 15 años para fumar en un acto de rebeldía. Por eso el padre la consiente. Es cierto que cuando el padre le regala el disfraz, ella, en vez de alegrarse, hace como que busca algo más: el cetro. Ese acto lo podemos deducir como un acto de manipulación de una niña que usa la cartita de la enfermedad terminal. VALE, sí. Es cierto. Pero no creo que lo hiciese con maldad. Por como se comporta la niña en general, junto con esa sorpresilla que prepara para el padre, hacia el final del metraje, creo que simplemente fue una reacción no premeditada, fruto del desconocimiento. ¡Solo es una cría!
Pero Bárbara también era «¡solo una cría!» y fíjate el pollo que montó la niña hasta la escena del final.