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España España · OVIEDO
Voto de ALESNAKE:
5
Ciencia ficción. Terror Durante un viaje en el espacio rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia para colonizarlo, la tripulación de la nave 'Covenant' descubre una señal proveniente de lo que creen puede ser un paraíso inexplorado, y que resulta ser un mundo oscuro y hostil... Secuela de "Prometheus" (2012). (FILMAFFINITY)
14 de mayo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Mitad terror de serie B sobre asesinos en serie y mitad ciencia ficción filosófica. Scott tiene demasiado miedo a arriesgarse de verdad, pero su talento no pasa desapercibido.
-Aunque intentan -sin éxito- que la correcta Katherine Waterston sea la nueva Sigourney Weaver, es Fassbender el que se hace con la función desde el primer minuto en pantalla.

Me considero un gran defensor de Ridley Scott. Creo que después de sus obras maestras aún creó cine brillante. Aquella tragicomedia negrísima protagonizada por Nicolas Cage (“Matchstick Men”), la epopeya criminal que enfrentó a Denzel Washington con Russell Crowe (“American Gangster”) o la incomprendida “The Counselor”, que tenía uno de los mejores guiones con los que jamás ha trabajado Scott. Pero reconozco que este cineasta ha pasado a la historia por sus tres primeras películas, en especial por “Alien” y “Blade Runner”. Dos cintas que me marcaron como amante de la ciencia ficción. De “Alien” vi una secuela muy interesante, entretenida y anabolizada de James Cameron, un fracaso curioso de David Fincher y una desastrosa juerga con vacuas pretensiones dirigida por Jean-Pierre Jeunet y escrita por Joss Whedon. Pero nunca esperé que el propio Scott recuperara su universo para hacer algo como “Prometheus”, un proyecto de inmenso interés que no salió tan redondo como debía. No obstante, también reivindico esa obra de Scott, pues pese a que los elementos más básicos del guion fallaban estrepitosamente, también se formulaban preguntas fascinantes, aún más intrigantes al presuponer imposible una respuesta para ellas. La secuela de aquella película, razón por la que escribo estas líneas, cambió de título para añadir el famoso Alien. Scott dejó de rechazar la relación con su película original y aceptó que los fans querían más Xenomorfos. Por esa razón con la ayuda de los guionistas John Logan y Dante Harper, ha vuelto a un territorio conocido para comenzar a una nueva serie de películas que nos dejen dónde comenzó todo, junto a la Teniente Ellen Ripley; pero con más respuestas que preguntas, a priori. Veamos como le ha salido la jugada al tito Scott.
El prólogo entre Weyland y David es excelente. Enfoca el punto concreto que la historia va a desarrollar y traza los conceptos principales que manejará. Después de eso y las famosas letras en el espacio, entra en escena la Covenant, una nueva nave con una nueva tripulación. Se hace muy necesario ver los dos cortometrajes relacionados con el filme. El primero, titulado “The Crossing”, conecta el final de “ “Prometheus” con “Covenant”. El segundo, “Last Supper” (dirigido por Luke Scott), es una especie de presentación de personajes que da la impresión de haber sido suprimida directamente del montaje con la intención de que la película sea más directa. No es sorprendente, pues la tripulación, el viaje y los problemas técnicos no son más que una excusa para llegar a lo principal de la película, David. Por esa razón no hay ninguna molestía en desarrollar al resto de personajes, ya que el carisma de los intérpretes resulta suficiente para una tripulación al servicio de un guion al que solo le interesan como comida para Xenomorfos. Sin embargo Scott se toma su tiempo para llegar al planeta, avanzando con un ritmo calculado a la perfección; e incluso permitiéndonos una infeliz convicción de que algún secundario tenga más importancia o capacidad de supervivencia de lo esperado. Una vez allí el silencio nos mantiene en alerta mientras la música de Jed Kurzel nos inquieta con esas piezas casi ambientales y la impecable ayuda de los leitmotivs originales. Pero todo amenaza con irse al garete cuando los personajes comienzan un descenso al abismo de la estupidez que hace olvidar a aquel inteligente científico de “Prometheus”.
También, de un modo más definitivo, en la posterior explosión de la acción; momento en el que todo se descontrola de un modo más irrisorio que terrorífico, aunque los estallidos gore saciarán la sed de sangre de los fans. Salva del desastre la llegada de Fassbender, que se hace con la función y domina la pantalla por completo con una interpretación sensacional. Su personaje aporta el punto filosófico que contrasta con el resto de la propuesta, más visceral. Curiosamente, las conversaciones robóticas nos redirigen muchísimo a la otra gran obra de Scott, “Blade Runner”. Aquí se hace necesario mencionar el modo en el que Scott emplea la brocha gorda para conectar el filme con “Prometheus”. A partir de ahí la película se divide en dos, una más estomacal y otra más cerebral, representada en las ambiciones metafísicas del cineasta. El argumento, que se gesta y eclosiona en el personaje de David, choca por completo con una escenas de acción que lo obstaculizan por estar mal planificadas y peor ejecutadas. No solo por la extraviada atención al detalle de aquel primer Scott, sino porque todo lo potente de su puesta en escena no se encuentra en estas escenas, feos refritos de secuencias ya vistas que cruzan radicalmente la línea de la serie B (con connotaciones ampliamente negativas) hasta concluir en un espasmódico “grand guignol” con sensación de déjà vu. No importa demasiado mientras Fassbender sigue al pie del cañon, haciendo de la película todo un espectáculo y guiándonos hasta una conclusión que no por previsible pierde efectividad, y que deja un camino muy prometedor para la siguiente entrega.
Sigo en spoiler sin ser spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ALESNAKE
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