Por más que trato de sacar algo positivo de la película me resulta imposible, veo una intención tan clara que la indignación me ofusca... No puedo admirar nada de una cinta dirigida por alguien que poco menos que ha tiranizado a dos actrices para exponer su propia fantasía pornográfica en pantalla y después llamarla "arte".
La prueba es muy fácil de realizar: sustituid a las dos protagonistas por dos hombres y que alguien me diga, con toda honestidad, si de verdad en ese caso Kechiche se habría regodeado de tal manera en diez minutos de "bellísimo" y "justificadísimo" sexo anal.
Aunque nadie se excite ni se masturbe al ver esas tórridas escenas, creo firmemente que no hacía falta incluirlas, porque ésa no es la cuestión, sino el mero reduccionismo. No eran necesarias unas posturas tan explícitas, una búsqueda tan desesperada de probar cómo follan las lesbianas. He leído el cómic original y produce mucha rabia y frustración ver cómo un director reduce un material original fantástico (en el cómic se tratan múltiples temas: el amor, la amistad, las relaciones familiares, laborales y sociales…) a lo que parece interesarle únicamente: las variadas formas y posturas en que pueden montárselo dos lesbianas en la cama. Esta visión tan reduccionista (no se dedica apenas atención a la lucha interior de la protagonista, a los conflictos con sus padres y amigas ni la solución a los mismos, no se incide en la necesidad de una mayor visibilización y normalización, etc.) busca sólamente la curiosidad facilona y el morbo de audiencia y crítica. Es curioso que las mayores alabanzas procedan, justamente, de hombres heterosexuales; las mujeres, heteros o lesbianas, la ponen bastante peor y son mucho más críticas.
Con lo que nos ha costado llegar hasta aquí y hacernos respetar, es triste que se visibilice a las lesbianas sólo para la consecución del placer masculino; se las muestra como objetos sexuales en la pantalla con la hipócrita excusa de que es necesario ver esas escenas pornográficas para entender la vida de la protagonista. Y así, la vida de Adèle se queda reducida a “La vida sexual de Adèle”. Una película facilona y vulgar, que utiliza el sexo como principal reclamo y concesión a las masas, con todo lo que podía haber dado de sí. Quien tenga un mínimo de sensibilidad y empatía entenderá el porqué de la lástima que produce esto.