Una vez más queda demostrado que ni una cuidada puesta en escena ni la actuación esforzada de reconocidas figuras de la pantalla grande pueden salvar lo insalvable: un mal guión y una dirección cuando menos errática.

Esta cinta, perfectamente olvidable, sería una más de las muchas "películas de gangsters" de serie B si no fuera por el dinero despilfarrado en su puesta en escena y por el flaco favor hecho a un grupo de buenos actores (Nick Nolte, Sean Penn, etc.) que sólo pueden justificar su participación teniendo en cuenta los malos tiempos que corren también al otro lado del Atlántico.

El director, Ruben Fleischer, haría bien volviendo sobre sus pasos e intentando divertir con sus sarcásticas historias de zombies en lugar de convertir en "muertos andantes" a todos los participantes en este ... ¿thriller? ... sin pies ni cabeza, enrevesado de puro incongruente, ajeno a cualquier realidad histórica, con diálogos penosos y un chorreo de escenas violentas tan "gore" como innecesarias.

Lo único favorable que se puede decir es que la película desde sus primeras escenas no engaña a nadie. Basta con ver aparecer a Sean Penn, convertido por mor del maquillaje, en el Hijo de la Momia, para comprender lo que se avecina.