Con un final menos convencional, menos complaciente con los espectadores de nervios frágiles, estaríamos ante un gran thriller. Se queda sólo en bueno. Muy buenos el montaje, la enmarcación de la historia, la regulación del clímax, las interpretaciones y, sobre todo, la banda sonora, realmente de antología.
En definitiva, un pequeño film absolutamente recomendable para los aficionados a las buenas películas de suspense de carácter modesto y sin pretensiones.
Y, si tengo que decir la verdad, prefiero esta ventana discreta de Ted Tetzlaff a la indiscreta de Hitchcock, las dos por cierto sobre historias de Cornell Woolrich.