Se trata sin duda de una pequeña obra contemporánea que se debe visionar con cautela y cariño, hay que saber entrar en ella porque si no es así es bastante probable que acabes aburriéndote o desesperándote. David Lowery nos sorprende con una película con una historia para el recuerdo y con un apartado técnico excelente. Lo primero de lo que uno se percata es que el director ha optado por filmar la película en formato académico, se nos presenta en una pantalla en 4:3 de bordes redondeados que le da un aspecto de estar viendo una película de fotos viejas, un albúm de recuerdos. Nos recuerda a la proporción de pantalla típica rodadas en formatos subestándar como el Super 8. Una maravillosa banda sonora de Daniel Hart, a destacar el tema 'I Get Overwhelmed' que adorna y define bellamente la película.Con una fotografía poética y su uso de una paleta de colores de tonos grises y azules y su puesta en escena te atrapa e introduce dentro de la pantalla haciéndote partícipe de la historia y del dolor y nos invita a entrar en este drama indie sobre el amor más allá de la muerte.


En resumen, es una película casi muda, minimalista, profunda dentro de su sencillez, filosófica,melancólica,elegante, fantásticamente bien fotografiada y musicalizada que se aleja de estereotipos comerciales y que con pocos personajes,pocas localizaciones y muy pocos diálogos consigue un producto imprescindible que invita a reflexionar acerca de lo que dejamos atrás,sobre la pérdida, sobre el tiempo, sobre la vida y la muerte y donde percibimos la realidad desde el punto de vista del fantasma.Una desgarradora historia de amor que va más allá de lo conocido,del tiempo y el espacio, consigue emocionar como insólita película de fantasmas en torno a la persistencia del amor unido a una casa.