Ayoade debuta en el primer equipo apostando bastante fuerte por un largometraje sobre la adolescencia y la madurez. En base al personaje de Oliver Tate, un niño neurótico de familia británica, se nos plantean una serie de obstáculos en la carrera hacia lo adulto. Así pues, el transcurso de la historia se ve segmentado en varias subtramas que a mi parecer, algunas carecían de interés. Pero dejando de lado la estructura narrativa, lo que más me ha atraido de la película han sido los aspectos formales. Una muy buena fotografía y una genial puesta en escena han sido elementos que han completado la película. Los fuegos artificiales por la noche, las composiciones friedrichianas del océano, la bañera en mitad de un cementerio de electrodomésticos, los interiores de los puentes (?),... Ni mencionar el bizarro baile de rojos y azules que desde los créditos iniciales ya empiezan a jugar, o los asombrosos temas que Arctic Monkeys han compuesto que sirven de cohesión entre todas las partes de la película. El patriotismo británico.