Haz click aquí para copiar la URL
Colombia Colombia · Medellín
Voto de Fred J:
7
Drama Basada en una historia real que explica el origen del narcotráfico en Colombia, la película se sitúa en los años 70 cuando la juventud norteamericana abraza la cultura hippie y con ella a la marihuana. Esto provoca que los agricultores de la zona se conviertan en “empresarios” a un ritmo veloz. En el desierto de Guajira, una familia indígena Wayuu se ve obligada a asumir un papel de liderazgo en esta nueva empresa. La riqueza y el poder ... [+]
9 de agosto de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contrario a lo expresado en las diferentes reseñas y críticas de los respetados profesionales del medio, me atrevo a opinar que el último trabajo del director colombiano Ciro Guerra, codirigido por Cristina Gallego, no es una historia ni de drogas, ni narcotráfico, ni mafia; si bien es cierto que esos elementos hacen parte del relato, lo hacen más como un marco para retratar la perdida de la identidad de nuestros pueblos y culturas aborígenes.
La narrativa lineal del metraje que difiere del anterior trabajo de Guerra (El Abrazo de la Serpiente – 2015), secuencia a través de 5 cantos (o títulos) explicativos, la perdida y transformación de los valores indígenas hacia una modernización, motivada y empujada por los deseos propios del humano común en su afán de querer, tener y poder.
Por primera vez en una película Colombiana puedo sentir un esquema claro perteneciente a un género cinematográfico específico, son muchos los elementos visuales, técnicos y narrativos que me hicieron transportar a los polvorientos caminos del western clásico, aquel donde la ley se percibe colgada en un cinturón y en donde después de tantos disparos se pierde la conciencia de entender quien es el villano, quien desencadeno la tormenta de violencia o quien es quien merece cobrar venganza.
Bien por ese trabajo investigativo de los realizadores para poder acercar al espectador a sus propias culturas aborígenes, para alejarlos de las historias repetitivas, pero sobre todo, para saber utilizar los flagelos socio-culturales de nuestro país como herramienta o escenario para narrar una historia y no como el conflicto, la razón o la columna vertebral de la misma.
Fred J
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow