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Voto de Fred J:
7
7,0
3.474
Drama
Basada en una historia real que explica el origen del narcotráfico en Colombia, la película se sitúa en los años 70 cuando la juventud norteamericana abraza la cultura hippie y con ella a la marihuana. Esto provoca que los agricultores de la zona se conviertan en “empresarios” a un ritmo veloz. En el desierto de Guajira, una familia indígena Wayuu se ve obligada a asumir un papel de liderazgo en esta nueva empresa. La riqueza y el poder ... [+]
9 de agosto de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contrario a lo expresado en las diferentes reseñas y críticas de los respetados profesionales del medio, me atrevo a opinar que el último trabajo del director colombiano Ciro Guerra, codirigido por Cristina Gallego, no es una historia ni de drogas, ni narcotráfico, ni mafia; si bien es cierto que esos elementos hacen parte del relato, lo hacen más como un marco para retratar la perdida de la identidad de nuestros pueblos y culturas aborígenes.
La narrativa lineal del metraje que difiere del anterior trabajo de Guerra (El Abrazo de la Serpiente – 2015), secuencia a través de 5 cantos (o títulos) explicativos, la perdida y transformación de los valores indígenas hacia una modernización, motivada y empujada por los deseos propios del humano común en su afán de querer, tener y poder.
Por primera vez en una película Colombiana puedo sentir un esquema claro perteneciente a un género cinematográfico específico, son muchos los elementos visuales, técnicos y narrativos que me hicieron transportar a los polvorientos caminos del western clásico, aquel donde la ley se percibe colgada en un cinturón y en donde después de tantos disparos se pierde la conciencia de entender quien es el villano, quien desencadeno la tormenta de violencia o quien es quien merece cobrar venganza.
Bien por ese trabajo investigativo de los realizadores para poder acercar al espectador a sus propias culturas aborígenes, para alejarlos de las historias repetitivas, pero sobre todo, para saber utilizar los flagelos socio-culturales de nuestro país como herramienta o escenario para narrar una historia y no como el conflicto, la razón o la columna vertebral de la misma.
La narrativa lineal del metraje que difiere del anterior trabajo de Guerra (El Abrazo de la Serpiente – 2015), secuencia a través de 5 cantos (o títulos) explicativos, la perdida y transformación de los valores indígenas hacia una modernización, motivada y empujada por los deseos propios del humano común en su afán de querer, tener y poder.
Por primera vez en una película Colombiana puedo sentir un esquema claro perteneciente a un género cinematográfico específico, son muchos los elementos visuales, técnicos y narrativos que me hicieron transportar a los polvorientos caminos del western clásico, aquel donde la ley se percibe colgada en un cinturón y en donde después de tantos disparos se pierde la conciencia de entender quien es el villano, quien desencadeno la tormenta de violencia o quien es quien merece cobrar venganza.
Bien por ese trabajo investigativo de los realizadores para poder acercar al espectador a sus propias culturas aborígenes, para alejarlos de las historias repetitivas, pero sobre todo, para saber utilizar los flagelos socio-culturales de nuestro país como herramienta o escenario para narrar una historia y no como el conflicto, la razón o la columna vertebral de la misma.