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España España · Pamplona
Voto de Asier Gil:
5
Drama Ricardo decide ir a la India por tierra, como hacía en los viejos tiempos, cuando con su furgón recorría Europa, Turquía, Irán y Pakistán para llevar hippies a Oriente. Pero la situación ahora es muy distinta porque los últimos diez años los ha pasado en una silla de ruedas. En el viaje le compaña Dana, su asistenta rumana. Son dos seres solitarios con los que la vida tiene una deuda. El viaje se convertirá en la coartada para saldarla. (FILMAFFINITY) [+]
18 de noviembre de 2019
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Cuando una casa encierra a dos personas que huyen de su pasado esquivando al presente porque temen al futuro, su sino es ayudarse la una a la otra. Ambas soportan cargas que lastran sus maletas: una, el deseo de recuperar los días felices de una juventud que no volverá y que se resiste a ser olvidada; y la otra, los kilómetros de distancia que recorrió para ahogar en su memoria los llantos de un niño que se quedaba sin su madre. Dejarlo todo atrás, cuando el todo esconde el punto y final definitivo, se convertirá para esas dos almas en el norte de su brújula. Y ambas compartirán el mismo destino. Porque la una no es nada sin la otra, y porque la otra quiere tanto a la una que cerrará otra puerta de su vida por ella.
Chema Rodríguez da el salto desde los documentales a la ficción para contar el viaje de un hombre anclado en una silla de ruedas y la mujer que lo cuida. Él, un cascarrabias con el taco tatuado en la lengua y un humor negro con el que ocultar sus sentimientos; y ella, dócil y servicial, y más dura en su exterior que el titanio. "Tiene los cojones tan grandes como mis puños", llega a decir de ella el protagonista, en una definición magistral de su personalidad. Pero la historia oculta en 'Anochece en la India' desvelará que ambos son incapaces de superar sus miedos para afrontar la vida plantando cara al sufrimiento. Ricardo venderá su casa para costear un viaje a la India como los que décadas atrás emprendía llevando a hippies a Oriente, y Dana lo seguirá porque su solitaria existencia en España tras abandonar Rumanía no se entiende sin el hombre al que dedicó los últimos meses de su vida.
Esta 'road movie' cumple los estándares del género: un viaje físico con el que relatar el cambio interior en los personajes y dos protagonistas profundos, cuyos pasados se irán revelando a medida que avanza la trama. El espectador será partícipe de cómo ellos mismos descubrirán sus realidades y comprenderán los sentimientos y anhelos del otro. La sugestiva fotografía y la melancólica selección de canciones que acompaña el trayecto hasta la India sientan muy bien a una historia contada con muchos vacíos que llenar y construida con miradas en lugar de con palabras. El potente arranque otorgado por el carisma de ese hombre malhumorado y la peculiar relación con su asistenta sobrevive bastante bien a un viaje cuyas incidencias no interesan, pero desaparece cuando el dramatismo se apodera del guion y la historia se vuelve terriblemente predecible y cargada en exceso de emotividad.
Pero Juan Diego no solo está ahí para aportar su nombre al cartel de la película. Su actuación -que le valió la Biznaga de Plata en el pasado Festival de Málaga- engrandece la historia y hasta hace creíble y estimulante la parte final del filme. El realizador sevillano se empeña en enfatizar sus momentos álgidos con una música nostálgica, como a si su paisano le hiciese falta algún acompañamiento para atrapar a la cámara con sus miradas. Clara Voda también deja el listón muy alto al ir evidenciando los matices de su personaje a medida que se va conociendo su pasado, pero la cinta habría perdido muchos enteros si Juan Diego no se hubiera puesto al frente y mantuviera viva la historia cuando ya era evidente que estaba dejando de latir.

Diario de Navarra / La séptima mirada
Asier Gil
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