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España España · Pamplona
Voto de Asier Gil:
7
Comedia. Drama Todos los miembros de la familia Bélier son sordos, excepto Paula, de 16 años. Ella hace de intérprete para sus padres, especialmente en lo que respecta al funcionamiento de la granja familiar. Debido a que a Paula le gusta un chico del instituto, se apunta como él al grupo del coro. Allí descubrirá su talento para el canto... (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paula tiene 16 años y su mundo la aprisiona. Se siente confortada por los suyos, pero sus obligaciones la abruman y no le permiten levantar la mirada. Y ella lo sabe. Por eso quiere escapar, aunque le apena dejar a su familia sin su nexo con la realidad. Desea volar y, para ello, necesita librarse de todas las cargas. El dilema estalla precisamente en un sueño que sus padres y su hermano son incapaces de compartir. Un conflicto mayor para una comedia familiar fabricada con los tintes adecuados para llenar las salas: una historia de superación de una joven provista de una naturalidad arrolladora, secuencias con carga emocional, un ritmo narrativo acelerado por personajes histriónicos y una compilación musical de temas que, al igual que la película, aúnan sentido comercial y artístico. Todo ello mezclado con una argamasa denominada sello de autor que cristaliza en una escena final con una Paula liberada, corriendo hacia lo desconocido y retratada en una foto fija con la misma sensación de libertad e incertidumbre que experimentó el niño Antoine Doinel tras devorar la playa huyendo del reformatorio.
'La familia Bélier' introduce al espectador en una granja de la campiña francesa, en la que tres de los miembros del clan son sordomudos. La hija ejerce de traductora y de enlace con su entorno, y sus labores pasan desde comprar alimentos para los animales o vender quesos, hasta convertirse en intérprete en la consulta del ginecólogo. Por un capricho del destino, acaba en una clase de canto, en la que su profesor descubre el innegable don que atesora su garganta. Una cualidad que puede abrirle las puertas de una carrera musical en París.
El director Eric Lartigau exprime en su quinto largometraje la caracterización de los personajes. Debido a su invalidez, todos expresan lo que piensan sin rodeos ni delicadezas, incrementando la comicidad de las situaciones. Los progenitores figuran en la mayoría de los gags, por lo que sus gestos siempre son exagerados y escoden un puñal detrás de cada diálogo. Pese a la obligación de mostrar en pantalla el uso del lenguaje de signos y que el público sea consciente de lo que se está diciendo a través de subtítulos, el realizador francés esquiva la desgana yendo al grano con facilidad. Se muestra seguro en la trama principal, sabiendo cuándo acelerar y en qué instantes detener la cámara para subrayar la profundidad emocional de las escenas, pero fracasa en las historias paralelas, en ocasiones demasiado elaboradas y, en otras, completamente nimias e intrascendentes. Además de lograr una perfecta empatía con los éxitos y fracasos de la protagonista, uno de los dos mayores aciertos de Lartigau fue contar con el repertorio musical de Michel Sardou, un cantante francés muy popular en el país vecino y cuya canción 'Je vole' encaja en el filme como si hubiera sido escrita para él.
El otro gran reconocimiento que se le debe dar es haber descubierto a Louane Emera, una joven que despuntó en el programa televisivo 'La Voz' y que, en su debut en el cine, encandila con una espontaneidad innata y una increíble habilidad para atrapar las miradas. De hecho, su trabajo fue merecedor del César a la mejor actriz revelación. Gracias a la inocencia que aporta, la cinta conmueve muchísimo más y llega al clímax con un empaque sólido, sin las fisuras que una comedia banal podría haberle causado y que, en este caso, suponen solo antojos en la piel de una película interesante.

Diario de Navarra / La séptima mirada
Asier Gil
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