17 de junio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de pertenecer a una especie de prehistoria del cine colombiano, el medio-metraje se deja ver y hace gozar al escéptico espectador nacional. Bien podría servir de ejemplo para que alguno de los actuales directores retomara la idea para ridiculizar esa otra especie de porno-cine en que se ha convertido la filmografía sobre la mafia. Es un producto nuevo de exportación que explota, de manera mediocre una tragedia. Mientras que aparece el Puzzo colombiano y su director cinematográfico, que alguien haga la secuela de Agarrando pueblo agarrando narcos.
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