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Voto de Edmundo:
9
6,9
17.005
Drama
Polonia, 1960. Anna (Agata Trzebuchowska), una novicia huérfana que está a punto de hacerse monja, descubre que tiene un pariente vivo: una hermana de su madre que no quiso hacerse cargo de ella de niña. La madre superiora obliga a Anna a visitarla antes de tomar los hábitos. La tía, una juez desencantada y alcohólica, cuenta a su sobrina que su verdadero nombre es Ida Lebenstein, que es judía y que el trágico destino de su familia se ... [+]
2 de septiembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenas críticas sobre la forma de esta cinta en las que se resaltan tanto el formato como el muy buen uso del blanco y negro. Quiero referirme al contenido de la historia, que es quizá la causa por la cual no tiene puntaje más alto por el duro mensaje que encierra, pero como al comentarlo desvelo parte del final, mejor lo pongo en la zona de spoiler. Es sobre la religiosidad en Polonia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La discusión de fondo que plantea la película es el ejercicio, la práctica, de la religiosidad, del catolicismo para ser más exactos. Es sabido que Polonia es un país ultracatólico, como lo ponen de presente dos hechos relativamente recientes, el papa polaco y el líder obrero de los astilleros que dirigió la sublevación contra la URSS.
Pues bien, el hecho de que la familia de la judía Ida haya sido asesinada por un católico es una bofetada a esa fe. Los nazis en buena medida eran protestantes, pero ahora la película nos enfrenta al comportamiento irracional y pecaminoso al máximo del verdugo de la familia. Es más, cuando al fin decide contar la verdad pone como condición para hablar que no le quiten la parcela, la causa ínfima que lo movió a la masacre.
Pero hay otra cachetada a la religiosidad: La muy pura Anna (no se identifica como Ida, su nombre judío, sino en contadas ocasiones) decide antes de jurar sus votos, ¡irse de juerga!
Tantos ataques pueden haberle restado puntos a la espectacular cinta. Para mí, los ponen en su pedestal.
Pues bien, el hecho de que la familia de la judía Ida haya sido asesinada por un católico es una bofetada a esa fe. Los nazis en buena medida eran protestantes, pero ahora la película nos enfrenta al comportamiento irracional y pecaminoso al máximo del verdugo de la familia. Es más, cuando al fin decide contar la verdad pone como condición para hablar que no le quiten la parcela, la causa ínfima que lo movió a la masacre.
Pero hay otra cachetada a la religiosidad: La muy pura Anna (no se identifica como Ida, su nombre judío, sino en contadas ocasiones) decide antes de jurar sus votos, ¡irse de juerga!
Tantos ataques pueden haberle restado puntos a la espectacular cinta. Para mí, los ponen en su pedestal.