Lo mejor de la película es el papel de Philip Seymour Hoffman, que nos acerca a Truman Capote de manera brillante. Es verdad que los crímenes son 'a sangre fría', pero también es 'a sangre fría' todo lo que hace el escritor para conseguir que uno de los asesinos le relate la noche de la tragedia. En algunos momentos, Capote parece entenderlos, intentando hacer paralelismos con su dura infancia (abandonado por su madre en casa de sus tías). Pero creo que todo tiene un mismo objetivo: hacerse con una gran historia. Catherine Keener (genial en 'Quiero ser John Malkjovic' y Chris Cooper (inolvidable en 'Adaptation. El ladrón de orquídeas') también están a la altura. La película pasa rápido, a pesar de durar casi dos horas, especialmente gracias al ritmo narrativo que le da el director. Conocemos la historia sobradamente, pero nunca se nos hace pesada. También me dejan muy buen sabor de boca los planos generales, muy ricos en todos los sentidos. Sólo paro los incondicionales de Capote.