La película más innovadora y experimental de Hitchcock. A pesar de los problemas que creó la filmación de una película como ésta, toda ella como si fuera un plano secuencia: choque de las cámaras con las paredes y muebles del decorado, disgusto y dificultad de los actores por la forma de concebir el film tan cercano al teatro, control excesivo por parte de todos para evitar volver a empezar una secuencia desde el principio cuando ésta estaba terminando...y de que no obtuvo el éxito esperado en su época; no se puede poner en duda su calidad desde el punto de vista cinematográfico.

Cada detalle está excesivamente cuidado (Hitchcock era un maestro en este aspecto y aquí lo demostró con creces). Desde el uso del atrezzo: principlamente la soga, la cual aparece en pantalla a cada momento aumentando la tensión; las copas, el arcón, los libros...hasta los ingeniosos comentarios de los personajes, los cuales aluden continuamente al crimen y, más en concreto, al estrangulamiento (el asesinato preferido de Hitchcock, que se muestra de forma más o menos explícita en muchos de sus films).

Es su primera película en color, lo cual le lleva a realizar experimentos tales como colocar unas letras de neón al otro lado de la ventana que cambian de color (verde y rojo) e iluminan la habitación de forma parpadeante.

Además, recurre a las reglas de teatro clásico (otra razón por la cual el film se acerca en cierta forma a este tipo de representación): unidad de tiempo (la acción transcurre en tiempo real, algo derivado de la filmación a abase de planos secuencia), unidad de espacio (todo transcurre en una misma habitación de la que los personajes entran y salen; algo que ya hizo anteriormente en Náufragos cuatro años antes y que, en cierta forma, aunque menos ortodoxa, repetirá en La ventana indiscreta) y unidad de acción.

Destaca, a mi parecer y sin desmerecer al gran James Steward, la actuación de un joven Farley Granger, realmente convincente desde el primer momento.

Un detalle curioso que nos puede dar una idea de hasta que punto las películas de Hitchcock siempre son una preparación de las siguientes o tienen aspectos que, en cierta forma, podrían remitir a sus posteriores films; lo encontramos en la conversación que mantienen los invitados acerca del asesinato como una forma de arte, donde Rupert (James Steward), comenta que hay algunos personajes que merecen una muerte con tortura donde, entre otros, nombra a los amantes de los pájaros, lo cual nos remite directamente a Psicosis (Norman Bates disecaba pájaros) y a Los pájaros.

Una de las imprescindibles de Hitchcock y de todo cinéfilo.