No voy a hablar del ya más que comentado movimiento Dogma, solo decir que me parece perfecto, cualquiera de las inquietudes o ideas frescas de cineastas que hagan frente y se opongan al cine hollywoodense, me despiertan admiración o al menos curiosidad.

La estética sucia, casi casera de “Festen” resulta contra todo pronóstico una baza que aporta una gran solidez. En un principio hecha para atrás pero después del inestable principio las reglas dogmáticas funcionan a las mil maravillas.

La historia es dura, el director tuvo que tener un muy buen pulso para llevarla a cavo de forma creíble y saber tratar un tema tan delicado sin caer en el ridículo o la polémica.
Partiendo de un guión mas o menos sencillo se desarrolla una trama repleta de una alta carga emocional con oscuros secretos familiares y una mas que merecida venganza que desmantelará un sórdido pasado con el patriarca familiar como origen de todos los males, suicidio, pederastia…

Festen es grande, no por un gran guión o por detalles técnicos impresionantes sino por la profundidad de los personajes, todos ellos forman una familia Danesa de lo más pintoresca y fuerte. Los gestos, las miradas, las expresiones, todo esto forma parte de la historia tanto como los diálogos y a diferencia de algunas cintas europeas, no resulta aburrida en ningún momento ni compleja. Con la sencillez también se pueden hacer grandes películas, solo se necesitan unas cuantas buenas ideas y gente competente para llevarlas a cavo.

En definitiva, podemos decir que ésta es una de las películas más atrayentes de los últimos años que ha salido de Europa, no se olvida fácilmente. Soberbia.