Una historia simple, unos actores simples y unos escenarios a base de agua y rocas, aparentemente poca cosa que llevarse a la boca pero sin embargo una película aventurera de lucha por la supervivencia muy intensa, emocionante y algo novedosa.

Unos espeleólogos atrapados en una inmensa cueva y su carrera contrarreloj por no morir ahogados por culpa de una tormenta tropical,liderados por Frank, uno de los mas experimentados en la materia, un tipo de cabeza fría y racional que sabe desenvolverse como nadie en los laberintos acuáticos de cavernas subterráneas, al que también acompaña su hijo, dando pie a multitud de discusiones spielbergrianas entre padre e hijo.

La película nos muestra esta apasionante aunque muy peligrosa actividad que todos los años y al igual que el alpinismo, se lleva unas cuantas vidas. Crea suficiente angustia como para pensártelo dos veces a la hora de iniciarte en la espeleología, que no es poco.

Olvidando el gancho comercial de James Cameron (productor), la película aporta un entretenimiento mejorable pero nada despreciable, unos bellos paisajes y una dosis de tensa aventura que se agradece enormemente. Da lo que promete y supera las expectativas gracias o por culpa de la mala acogida que ha tenido.