Durante el año 2005 y sólo por período de 12 meses trabajé en la empresa Saint Gobain, aquí conocida como Cristalería Española, que fue su nombre hace algún tiempo. Me colocaron en el único horno que aún no estaba robotizado de los 3 existentes. Cada 20 segundos colgaba en una especie de molde (esqueleto) a medida, según el modelo, dos hojas de vidrio que debían cocerse a unos 700 grados para luego ser ensambladas y empezar a parecerse a un parabrisas. Bien, cada 20 segundos como digo pasaba un carro con su esqueleto, todos iguales, uno, otro, iguales, uno, otro, iguales, así hasta 8 horas. Esto es un poco lo que pasa con el cine (quizá con todo en general, sobre todo con las horribles series de televisión con que nos bombardean, que asco), sobre todo en algunos géneros incapaces de renovarse a falta de una mano maestra tipo Kubrick, o similar.

Una mención para el protagonista, que me hizo acordar de un amigo que un dia se compró una mascota.

-Rubén -me dice- , me he comprado un búho como animal de compañía y es muy listo.
-¿Sí? -le digo, por no mandalo a tomar por el culo-. ¿Qué pasa que aprende rápido ?
-De momento no, pero se fija mucho tio, se fija mucho.

Es un poco el caso de Wes Lechuza (curuxa, que decimos en mi tierra) Bentley.