La frase del título de esta "crítica", que como es obvio, está sacada del film, lo resume a la perfección.

Tras el infierno del odio, esta es la segunda película que veo del considerado maestro Kurosawa. Aunque habiéndome gustado, no alcanza el nivel argumental cotas suficientemente altas para una mayor puntuación. Son destacables los aspectos técnicos, sin duda se deja ver la mano de un grandísimo cineasta, aunque yo no soy buen juez, sé disfrutar los planos elegantes, los estupendos encuadres... el poder visual en general es espléndido, otorga a la narración la fuerza necesaria para que no pierda interés, porque como digo, es aquí donde la historia baja puntos.

Parece estar basada en un par de relatos/cuentos ambientados en el s.XII, en los que el retrato que se hace de la condición humana es verdaderamente pesimista. El espectador comprobará, como miembro del jurado de un crimen, en primera persona , lo difícil que es creer y confiar en el ser humano. Ésta es la piedra angular de la historia.

Le doy un 7'86 porque aunque la trama no me haya llenado demasiado, insisto, es fascinante estructural y visualmente.