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España España · Madrid
Voto de Argay:
8
Drama Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin ... [+]
19 de marzo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran Torino es el resultado de 3 cosas que juntas se desglosan en un cuadro portentoso, plenamente disfrutable en todo momento y que sirve de perfecto homenaje a la historia del cine y al propio Eastwood. A saber:

- Gran Torino es una película que huele a puro cine americano. Es más, huele a cultura americana. Se desborda en varias sub-tramas que desembocan en un mismo elemento: una bandera llena de franjas rojas y blancas y muchas estrellitas. Lo cual casi nunca ha sido tan positivo como aquí. Eastwood es de los pocos directores que se atreven a diseccionar a su país, como el cirujano que abre a un paciente, dispuesto a sacar, con la verdad por delante, todo lo que haya dentro.

- Gran Torino es, quizás, la última ocasión en la que podremos ver al Eastwood actor en la gran pantalla. Y si al final no es así al menos todo lo que rodea esta interpretación se indica en ese sentido. Se autoparodia sin llegar nunca a la parodia, se disfraza de sí mismo para darnos a otro gran personaje y se simula a disgusto en un papel en el que siempre está cómodo. Sólo alguien con la entereza y la pasión con la que Eastwood desnuda a sus personajes es capaz de hacer de él mismo sin mostrar un resquicio de gusto ni aprecio por quien es.

- Gran Torino demuestra una vez más que el Eastwood director es un tipo muy grande. Alguien a quien no costaría nada hacer un monumento. Cada película de su filmografía está hecha con una gracia y un estilo tan personal e intransferible, que sólo queda agachar la cabeza y ver como el maestro te da una nueva lección de cine, desde la humildad precisa que se necesita para atravesar los ojos del público con otra lección de sinceridad y auténtica responsabilidad. El cine de Eastwodd se traduce desde una verdad tan física y visceral que no hay argumentos posibles para discrepar de su gran hacer.

Y no, no es la mejor película de Eastwood, ese título sigue recayendo en Million Dollar Baby y Sin Perdón, pero que duda cabe que ver estas 3 cosas juntas en una misma película es asegurarse el pleno disfrute de dos horas de auténtico y maravilloso cine.

¡Hasta la próxima Eastwood!
Argay
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