Haz click aquí para copiar la URL
España España · PONTEVEDRA
Voto de Skorpio:
7
Acción Barney Ross (Sylvester Stallone), Lee Christmas (Jason Statham), Yin Yang (Jet Li), Gunner Jensen (Dolph Lundgren), Toll Road (Randy Couture) y Hale Caesar (Terry Crews) y Billy (Liam Hemsworth), un nuevo colega, se vuelven a reunir cuando el señor Church (Bruce Willis) les encarga un trabajo aparentemente sencillo y muy lucrativo. Sin embargo, el plan se tuerce cuando un peligroso terrorista llamado Villain (Jean-Claude Van Damme) les ... [+]
29 de agosto de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“¿Cuándo dejamos de identificarnos con el hombre del lanzallamas?”, preguntaba en modo retórico, sin esperar respuesta, el mayor filósofo occidental contemporáneo, Homer Simpson, tras el fracasado intento, junto a un ficcionalizado Mel Gibson, de relanzar el cine de acción clásico en una época avasallada por los edulcorados sentimientos de los dramas de sobremesa en su versión deluxe. Un relanzamiento que, muchos años después, conseguiría en la vida real, y no pocas mofas a las espaldas, un Sylvester Stallone capaz de reunir, a sus sesenta y pico años, a no todos, pero sí muchos, de los grandes actores-personaje del cine de acción de ayer y de hoy, recuperando la esencia hiperbólica y socarrona de un género cuyos elementos de base la era digital sometió sin piedad a la caótica y malograda plasticidad de la infografía, quitándole ese brillo innato capaz de convertir en producto de culto hasta al guión más simplón con la realización más plana.

Incansable como su legendario Rocky Balboa, y firme como su anabolizado y lisérgico John Rambo, no se conformó con el éxito en taquilla y culto de esa gran reunión que tantos espectadores (primordialmente masculinos) soñamos durante mucho tiempo, aunque fuese en forma de videojuego, y anunció una trilogía que tendría como fin despojar a la primera entrega del doble filo de lo anecdótico, no dejando de ser, al mismo tiempo, una declaración de intenciones: no es que todas estas viejas glorias hayan vuelto para quedarse, es que realmente nunca se han ido. En este sentido, y llevando al extremo su dimensión más puramente referencial y mitológica, si en la primera película, la esperadísima entrada de Arnold Schwarzenegger, en un contexto inmejorable tras años de ausencia debido a su carrera política, destilaba una aureola de magia fílmica que incluso rebasaba, como momento de oro, a legendarias apariciones, concienzudamente calculadas y anticipadas, como la de Rita Hayworth en Gilda o, sobre todo, la de Orson Welles en El tercer hombre, en esta segunda entrega se vuelven a superar con la entrada, cual elefante en una cacharrería pero con la etérea suspensión que se merece, de la que probablemente sea la figura más parodiada, hasta la saciedad, de la cultura popular contemporánea: un Chuck Norris que, lejos de ofenderse, se embute de esta hipertrofiada mitología freak para ofrecernos momentos de risa sin anestesia que inundarán de carcajadas en el espacio en el que os encontréis disfrutando de este canto a la espectacularidad pirotécnica más desatada y despreocupada.

Pero Stallone es finalmente en tío serio, en última instancia, y sabe como nadie que una caricatura, sin un mínimo de alma, no puede sobrevivir a la erosión del tiempo y la volatilidad de la memoria visual. (continúa)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Skorpio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow