Érase una niña lista, una niña crack, una niña quedona. ¡Qué coño, érase una niña filósofa! La niña es una niña de 10 o 12 y quiere suicidarse, que es lo que quieren las niñas de 10 o 12 una vez que analizan la vaciedad del mundo, lo absurdo del ser y la mentira de las relaciones humanas en el seno de una sociedad burguesa. Que es la conclusión a la que indefectiblemente llegan las niñas de 10 o 12 años.
La portera... Bueno la portera lee a Tolstói y eso ya es decir bastante porque todos sabemos que leer a Tolstói es bueno.
En esto que sale un chino. No, espera, este es un tío tisana, todo equilibrio y armonía. Es japonés, los chinos comen perros, los japoneses son zen. Y ya tenemos un trío o terna outsider unidos por su amor a la literatura, por su afección vacuamente antisistema y, sobre todo, por su profunda verosimilitud como personajes.
spoiler:
Y al final sale un erizo de 10 metros de alto y los ensarta en sus púas. ¿O eso lo imaginé?