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España España · Blüdhaven
Voto de Tono:
3
Drama Fernando Robles (Federico Luppi) es porteño, ya ha cumplido los sesenta y es profesor de literatura en la universidad. Enseña a enseñar. Lleva toda la vida casado con Liliana Rovira (Mercedes Sampietro), española, hija de catalanes, que trabaja como asistente social en barrios marginales de Buenos Aires. Se quieren, se respetan, son leales. Nunca se aburren estando juntos, les gusta estar solos. Se conocen profundamente, se aceptan, se ... [+]
20 de marzo de 2007
30 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luppi viene siendo un gran mito de la enseñanza literaria, firme creyente y practicante de sus altas convicciones filosóficas, paladín de un idealismo magnánimo que, antes de ser forzosamente jubilado, se despide de su alumnado enciendiendo un pitillito y dando una clase de esas que hemos visto cien veces en el cine y ninguna en un aula.

Y es que ya lo decía en Martín (Hache), a Luppi hay que darle bola. Es un tipo tan mítico, tan fiel a sí mismo, que se cabrea cuando le dicen que sus ahorros se han visto incrementados tras un par de operaciones financieras (¡Eso es usura!, grita enfadado); es tan quijote que se compra una chacra en la pampa y le chanta una bandera francesa con un 1.789 así de grande en la entrada; es tan chupiguay que le prohibe el usted al aparcero de la finca de al lado y, no contento con ello, lo hace socio forzoso y futuro millonario de la plantación de lavanda que se propone explotar sin explotar a nadie.

Luppi protagoniza una película en la que lo único acertado es el título. La trama se desliza en la única dirección que le permiten unos personajes estereotipados al máximo. Al final sólo hay lugares comunes. Lo único digno de elogio, la valentía que supone hacer una película cuyos protagonistas superan los sesenta años. Más allá de eso, nada menos que un disparate. Elogiado, pero disparate.
Tono
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