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Voto de Andrés Barbero:
1
4,7
10.898
Ciencia ficción. Fantástico. Acción
Bajo un cielo carente de ozono y en una época futurista, la policía de Detroit está en huelga, y las peligrosas bandas criminales dominan a la población. La adicción al Nuke, una poderosa y nueva droga es el pan de cada día. La megacorporación OCP -Omni Consumer Products-, en un intento de reforzar su implacable imperio, pretende apoderarse de la ciudad, para su propia explotación privada. El director de la OCP solicita a la doctora ... [+]
17 de septiembre de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente comedia. A la altura de Lubitsch o Billy Wilder. Un enfoque distinto disfrazándola de película de acción, con diálogos absurdos, irónicos y cargados de moral.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Recuerdo que, cuando era pequeño, hace seis semanas, estrenaron una película que me quedé con ganas de ver: Robocop. Era joven e inexperto, de modo que me sentía atraído por las películas de acción. Desconozco el trabajo de Verhoeven cuando presentó en las salas a este superhéroe. Sin embargo, crecí hace dos semanas, tuve la fortuna de comprobar la calidad de la producción dirigida por Irvin Kershner: Robocop 2. La segunda entrega de la saga constituye, sin ningún tipo de dudas, la mejor aportación del celuloide en su género.
Había creído que era una película de acción y, tal vez por la sorpresa, resultó muy gratificante descubrir que era imprescindible clasificarla como comedia. Y más meritorio aún es dilapidar un presupuesto desorbitado en crear una cinta de serie B con grandes dosis de humor inteligente. Sí, sí, inteligente. Ernst Lubitsch, Woody Allen, Billy Wilder o los hermanos Coen quedan como meros aficionados ante la comicidad de una película repleta de ironía y acidez. Ah, claro, y humor absurdo. Tanto que Faemino y Cansado son relegados a aspirantes.
Imagino (y espero) que seáis muchos los que no hayáis visto esta película. Pero, supongo, que os será fácil imaginar la base del guión. Un policía-robot invencible creado a partir de un agente de carne y hueso. Es apropiado en esta secuela que, dad la mala fama que se crea un héroe violento, decidieran reprogramarle para que se convirtiera en un ser sociable, sensible, con buenos principios, con la determinación de dialogar con los malhechores mientras le acribillan antes de desenfundar su arma.
Otro punto fuerte es el personaje que encarna al malo malísimo: un niño de unos diez años. ¡Qué irónico! Cuando obligan al agente Murphy a comportarse de forma cívica, inculcando valores medioambientales en lugar de dejar hechos coladores a los malos, una inocente criatura se convierte en el profesor Moriaty de la era moderna. Uh, qué miedo.
La película me recuerda a “Los Simpson”. Quiero destacar una secuencia en la que unos senadores acuden al maligno, solicitando un rescate económico. En este caso, recordemos, no se trata de un personaje rudo, desalmado, malvado y sin escrúpulos, como Angela Merkel, sino de un dulce niño. Dado que la ciudad de Detroit se encuentra en bancarrota, los políticos le solicitan financiación. El chico les ofrece los millones de dólares que necesiten. Mientras se encuentran dentro de un furgón blindado cogiendo los sacos marcados con el símbolo “$”, uno de ellos dice, con palabras textuales del doblaje, “por Dios, esta gente son delincuentes”, a lo que otro contesta: “No catalogues a la gente. No me gustan las etiquetas”. A mí me recuerda a la típica conversación entre Lisa y Homer Simpson; la sensatez de la hija frente a la inteligencia del padre. También es llamativa la parte en la que lee los derechos al jefe de una banda criminal integrada por niños cuando es “detenido” con una bala del calibre 9 mm incrustada en su cerebro.
Otra característica: las interrupciones en la trama para secuencias al margen del argumento principal. Dos ejemplos: de repente sale un violinista contorsionista que interpreta con su instrumento musical el mítico “Born to be Wild” de los Steppenwolf mientras realiza sus cabriolas; y el anuncio de crema bronceadora, espesa y azul, en el que una exuberante modelo se embadurna en ella, aconsejando su uso durante horas para mitigar las radiaciones del sol provocadas por el agujero en el ozono, y en el que al final muestran una advertencia: “su uso prolongado provoca cáncer de piel”. Son sketches propios de los Simpsons.
Recomiendo a todo el mundo ver esta película. Una muestra de que el cine ha de considerarse como disciplina artística, y en el que los prejuicios no deben confundirnos para catalogar una producción como una de esas absurdas inversiones que nos dejan ridículas obras, destinadas en su mayoría a cintas de VHS inservibles o proyecciones en canales temáticos de la TDT.
Había creído que era una película de acción y, tal vez por la sorpresa, resultó muy gratificante descubrir que era imprescindible clasificarla como comedia. Y más meritorio aún es dilapidar un presupuesto desorbitado en crear una cinta de serie B con grandes dosis de humor inteligente. Sí, sí, inteligente. Ernst Lubitsch, Woody Allen, Billy Wilder o los hermanos Coen quedan como meros aficionados ante la comicidad de una película repleta de ironía y acidez. Ah, claro, y humor absurdo. Tanto que Faemino y Cansado son relegados a aspirantes.
Imagino (y espero) que seáis muchos los que no hayáis visto esta película. Pero, supongo, que os será fácil imaginar la base del guión. Un policía-robot invencible creado a partir de un agente de carne y hueso. Es apropiado en esta secuela que, dad la mala fama que se crea un héroe violento, decidieran reprogramarle para que se convirtiera en un ser sociable, sensible, con buenos principios, con la determinación de dialogar con los malhechores mientras le acribillan antes de desenfundar su arma.
Otro punto fuerte es el personaje que encarna al malo malísimo: un niño de unos diez años. ¡Qué irónico! Cuando obligan al agente Murphy a comportarse de forma cívica, inculcando valores medioambientales en lugar de dejar hechos coladores a los malos, una inocente criatura se convierte en el profesor Moriaty de la era moderna. Uh, qué miedo.
La película me recuerda a “Los Simpson”. Quiero destacar una secuencia en la que unos senadores acuden al maligno, solicitando un rescate económico. En este caso, recordemos, no se trata de un personaje rudo, desalmado, malvado y sin escrúpulos, como Angela Merkel, sino de un dulce niño. Dado que la ciudad de Detroit se encuentra en bancarrota, los políticos le solicitan financiación. El chico les ofrece los millones de dólares que necesiten. Mientras se encuentran dentro de un furgón blindado cogiendo los sacos marcados con el símbolo “$”, uno de ellos dice, con palabras textuales del doblaje, “por Dios, esta gente son delincuentes”, a lo que otro contesta: “No catalogues a la gente. No me gustan las etiquetas”. A mí me recuerda a la típica conversación entre Lisa y Homer Simpson; la sensatez de la hija frente a la inteligencia del padre. También es llamativa la parte en la que lee los derechos al jefe de una banda criminal integrada por niños cuando es “detenido” con una bala del calibre 9 mm incrustada en su cerebro.
Otra característica: las interrupciones en la trama para secuencias al margen del argumento principal. Dos ejemplos: de repente sale un violinista contorsionista que interpreta con su instrumento musical el mítico “Born to be Wild” de los Steppenwolf mientras realiza sus cabriolas; y el anuncio de crema bronceadora, espesa y azul, en el que una exuberante modelo se embadurna en ella, aconsejando su uso durante horas para mitigar las radiaciones del sol provocadas por el agujero en el ozono, y en el que al final muestran una advertencia: “su uso prolongado provoca cáncer de piel”. Son sketches propios de los Simpsons.
Recomiendo a todo el mundo ver esta película. Una muestra de que el cine ha de considerarse como disciplina artística, y en el que los prejuicios no deben confundirnos para catalogar una producción como una de esas absurdas inversiones que nos dejan ridículas obras, destinadas en su mayoría a cintas de VHS inservibles o proyecciones en canales temáticos de la TDT.