Lo dicho, una de cal y otra de arena. Pero antes de empezar...SI BIEN YO NO CONSIDERO QUE LA CRÍTICA CONTENGA SPOILER A LO MEJOR HAY ALGÚN SENSIBLE QUE SÍ LO PIENSE.

La de cal: Por un lado, los primeros episodios: contextualización de la historia, introducción personajes (cada uno con una personalidad diferente y llena de matices), y argumento, me han parecido fantásticos. Pocas series/películas han profundizado tanto en la psique humana y en la manera de afrontar los diferentes trastornos ansioso-depresivos que presentan los personajes. Cada uno escondido detrás de su propio mecanismo de defensa, intenta comprender el por qué de su existencia y su relación con el resto de la sociedad, resultando en una jugosa reflexión sobre la necesidad que tiene el individuo hacia la sociedad, y la identidad de la sociedad como individuo. En cuanto a la historia, ésta se va desmenuzando poco a poco, y a cada capítulo que pasa conocemos un poco más acerca de las intenciones de NERV, de la naturaleza de los EVAs y el transfondo fantástico-religioso que envuelve toda la serie; hay una fuerte simbología en cada uno de los planos, figuras y acciones que van sucediendo, pero la serie se toma su tiempo para que la apreciemos. El ambiente cotidiano, tangible y por ello cercano, a pesar de lo fantástico que resulte el argumento, permite identificarte con los diversos personajes y en las diversas situaciones que viven. La animación y "fotorrealismo" de las secuencias, de impecable desarrollo, ayudan también a conseguir esto. … Y todo lo expuesto se desenvuelve de forma sumamente pausada.
La de arena: Sin embargo, no sé si debido a la falta de presupuesto a la que se enfrentó la compañía, llega un momento en el que toda la magia se pierde. La trama se vuelve confusa, densa, y exageradamente condensada (hasta llegar al punto de necesitar de una película para ponerle un final medianamente coherente). La evolución de los personajes se desvincula con respecto a capítulos anteriores, mostrándose una conducta por parte de todos excesivamente amarga y pesimista, sin saberse bien el por qué -los personajes ya no son lo que eran-. Las escenas de acción se suceden entre discursos incomprensibles. Nada se explica o si se hace es por medio de una verborrea metida con calzador…
Y finalmente llegan los famosos dos capítulos finales… Si bien el mensaje final se comprende, la dirección caótica de los mismos es desconcertante a más no poder. Si hasta Lars von Trier (que curiosamente también utiliza el cine como terapia antidepresiva) consigue más coherencia en sus películas. Es verdad que a lo largo de la serie se muestran periodos de introspección y exposición de pensamientos de los personajes de forma abstracta, pero en estos casos viene seguido de una escena que justifica esas “idas de olla” y comprendes el por qué y el qué querían decir. En los dos últimos episodios, por el contrario, no hay apenas cohesión entre las imágenes y sólo te quedas con mensajes sueltos que intentas unir en tu cabeza para darles sentido. Y después está el hecho de que sólo se centren en Shinji, dejando sin concluir al resto de personajes.
Esto es lo me apena y decepciona de la serie porque si se hubiesen tomado más tiempo en explicar todo lo que se condensa en 4 episodios, habría sido una serie redonda de sobresaliente. Pero bueno, es lo que hay.
En cuanto a la película que complementa el final de la serie, siendo visualmente deslumbrante e impactante (no hay duda de eso), pienso que peca también de abstracta. Dándole vueltas puedes intuir lo que quiere decir, pero creo que las cosas se pueden hacer de manera menos compleja y más coherente, sin perder el tono místico.
En fin, ¿Me ha gustado la serie? Sí. ¿La recomiendo? Mucho. ¿Se podría haber mejorado en algunos aspectos? Por supuesto. Lo que sí puedo decir es que, gracias a este anime, he llegado a reflexionar sobre cuestiones personales e incluso a descubrirme un poco más, me ha aportado algo más que entretenimiento. Y eso siempre es apreciado.