Desde el primer momento esta película nos produce la misma sensación como si nos encontráramos en la sala de espera de un dentista, ante una mesa de café repleta de revistas de moda y del corazón. Empiezas a ojearlas una a una y todo son fotografías glamurosas de modelos bellísimas superelegantes, famosos/as saliendo de hoteles de cinco estrellas, anuncios de perfumes, veladas de altos vuelos, desfiles de modas, famosos pontificando frases aleatorias, noticias del corazón, anuncios de moda, textos anodinos, opiniones sobre esto y aquello que dan igual, etc. Al final, acabas irritado y saturado de tanta vacuidad, y la espera en la consulta del dentista se te hace mucho más larga que si hubieras estado practicando la meditación trascendental.
En esta película no hay mucho más que eso, con la diferencia de que la espera de 133 minutos no sirvió para entrar en el dentista. Aunque, eso sí, ocurre lo mismo que allí, en cuanto te llaman para pasar a la sala de tortura, se te olvida completamente todo lo que has visto o leído en esas revistas.

* Lo mejor:
Sofía Loren, porque sigue siendo muy guapa y simpática.
La música de Michel Legrand, aunque aparece en pocas escenas.

* Lo peor:
El guion de relleno, tipo "cajón de sastre", como una revista de modas maquetada a lo loco, con superabundancia indigesta de anuncios, fotografías e historietas del corazón.