Ha llegado la tercera entrega de Riddick, Vin Diesel repite después de "Las crónicas de Riddick", estrenada en el año 2004 y anteriormente "Pitch Black" estrenada en el año 2000, en esta ocasión nos encontramos con un protagonista que luchando por su supervivencia, asume todo el metraje, que son 2 horas de película.

La película es oscura y se trabaja de forma general con un tono sepia y una gama de colores anaranjados, dando un perfil de localización árida y calurosa.

El guión es bastante sencillo y directo, esta limitado a una sola localización y un elenco de personajes reducido y variopinto, nos muestran situaciones tensas, se ve violencia, sangre y unas pizcas de humor negro.

Las interpretaciones son correctas, Vin Diesel ocupa practicamente la pantalla en todo momento y su papel inexpresivo le va como anillo al dedo en su rostro ya de por sí serio, cabe destacar el papel de villano de Jordi Mollà, que sin ser brillante ocupa una parte importante de la trama.

Los efectos especiales no son un alarde visual actualmente, se limitan a paisajes muy concretos, criaturas muy concretas, es decir, que no hay una gran variedad de nada en especial, digamos que cumplen perfectamente con lo que quieren mostrar y nunca son sorprendentes.

"Riddick" es un producto de entretenimiento, no nos cuenta una gran historia, no es épica, ni espectacular, es una pequeña historia de supervivencia y una misión a la desesperada para huir de una muerte segura, no es el final de la trilogía, todo hace pensar que volverá en "Riddick 4" y seguiremos viendo las aventuras y desventuras de este personaje.