¿Dónde está ese Ferdinand? ¿Dónde está ese toro cariñoso que amaba oler a las flores? Allá va corriendo con sus demás compañeros por temor a ser atrapados y siendo capaces de recorrer como seres humanos las calles de Madrid España. Aunque se trata de una cinta infantil, entiendo que debe ser una historia sencilla pero también creo en la existencia de niveles. Hay un cierto momento donde demasiados elementos de exageración se convierten en un circo que destrozan por completo a la película y empezamos a experimentar sensaciones de incredulidad y ridiculez.
Es una emoción extraña porque aparentemente se preocupan más por crear un gag tras otro más que de poner atención en la película, en darse cuenta de la gran calidad con la que iniciaron y concluyeron con un refrito que echó por la borda a esos animales de la granja tan encantadores.
El cuento de Munro Leaf no existe en esta película. Se pierde la identidad del autor estadounidense. Con semejante cinta lo único conseguido es la lejanía de los niños en la literatura infantil y es triste dicho desacierto.