Mi impresión después de ver la película fue una mescolanza atrevida de Juego de Tronos, Frozen y el Señor de los Anillos. Lo que sucede allí es su mayor defecto al creer que el hacer una segunda parte sobre la historia de Blancanieves es lo mejor para la audiencia.
Es insípida esta entrega. Lo único que provoca es sentir lástima por los actores al manchar su carrera artística, como Chris Hemsworth.
Un refrito por sus grandes fallos y elementos notables que hacen recordar sin esfuerzos en especial a la película de Disney, Frozen.