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España España · Valencia
Voto de Jon Alonso:
6
Thriller. Drama Historia ambientada en los pantanos de Texas y basada en hechos reales. Dos policías muy diferentes, un tejano y un neoyorquino, investigan unos misteriosos asesinatos sin resolver, acaecidos en una inquietante extensión de llanura costera y pantanosa. (FILMAFFINITY)
4 de julio de 2016
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente, tras revisar un par de veces la octava maravilla de HBO… Cada vez tengo menos dudas: True Detective está sobrevalorada. Todos los que somos adictos a la novela negra y hemos leído a grandes autores del género, sabemos de sobra que cuesta hacer una excelente adaptación desde el negro sobre blanco al 35mm. Ahora, digital con alta fidelidad. Véase el caso de David Goodis y la retahíla de adaptaciones de sus extraordinarias novelas. Texas Killing Field (2011) es el mayor plagio de la historia por parte de la televisión de culto, HBO. Digámoslo claro y con contundencia: True Detective, no es The Wire. A pesar de tener unos intérpretes maravillosos y algunas citas en boca de ellos excelsas— aunque, alcancen cotas de histrionización que forman parte de las comidillas del divertido Youtube— no exentas de una pose para una sesión fotográfica de Vogue. No voy a ser yo quien diga que las novelas de Nick Pizzolatto sean malas, ni un mal escritor. No las he leído. No conozco al autor. Pero sí que pongo en duda la solvencia como realizador de Gary Joji Fukunaga: normalito. No pasa nada. En HBO, hay talento a raudales, como excelentes asesores. Difícil y complicado fue aquel plano/secuencia de Welles en “Sed de Mal”, y, más en aquellas añadas (1958). Luego, hay una sospechosa enumeración de casualidades —postmodernas— con nuestra protagonista; Ami Canaan Mann. A la postre, hija del ínclito Michael Mann. Bien, en el año 2011 se presentó este film en el festival de Venecia, el cual, recibió hostias a tutiplén por parte de la crítica oficialista. Quiero pensar que cuando ven el apellido de alguien con luminoso, estos excelsos y doctos críticos le entra el berrinche del gato. Recordemos el caso de Jennifer Chambers Lynch, hija del magnífico David Lynch. Exceptuando algunos chiflados—entre los que me incluyo— donde atisbamos un film muy interesante que en manos del padre de la criatura, Michael Mann se hubiera convertido en algo grande. El modus operandi, marca de la casa; teleobjetivos, plano detalle, ambiente sudoroso y el contexto carnal. La magia sureña de los EE.UU. De fondo, la música electrónica de Dickon Hinchliffe acaba enganchándote.Los protagonistas, una pareja de polis que no se acaban de caer del columpio: Sam Worthington (el australiano de Avatar y Terminator) junto a su compañero, el televisivo, Jeffrey Dean Morgan un actor brillante y desconocido (Anatomía de Grey, Magic City etc.) Inician la búsqueda de un asesino de las niñas entre una infestada telaraña Neonoir en un mundo criminal y obsesivo donde Worthington quiere llevar la batuta como poli prota. Él, viene por un traslado forzoso desde New York y cree conocer más la tipología del criminal. Es ahí donde entra, la siempre exquisita, Jessica Chastain —otra policía que está en un proceso excedencia—, a su vez (la ex esposa de Worthington) quien llevará el peso de la claves del caso. La investigación aluniza en un vecindario cercano a la localidad de texana, Houston donde aparece la criatura; Chloë Grace Moretz y la olvidada actriz, Sheryl Lee. No muy lejos, de todos ellos: la bestia inglesa, Stephen Graham (Boardwalk Empire), en un papel para enmarcar. Y un personaje oscuro y canallesco que tiene demasiadas papeletas para llevarse el marrón, Jason Clarke (Brotherhood, Lawless, Zero Dark Thirty) que atrapa.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jon Alonso
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