Érase una vez una generación cuya mayor riqueza, era una imaginación desbordante que dotaba de vida a todo aquello que uno se propusiera. Una generación que hacía frente a la realidad con relatos cargados de magia. Una generación cobijada a la sombra de los Grimm o Andersen de turno... una generación que creía en los cuentos.

Érase una vez una generación que descubrió una nueva forma de narrar historias. Se trascendió las barreras de la tinta y el papel, y se consiguió plasmar en la pantalla un sinfín de historias que abarcaban un amplio abanico estilístico para hacer las delicias de todo tipo de público. Una generación construida al amparo de genios como Murnau, Griffith o Lang.

Y así se llego a la actualidad. Y de la misma manera que ahora, la tecnología y el desarrollo científico acaparan el conocimiento humano, parece que el elemento imaginativo haya sido borrado casi por completo del mapa de la humanidad. La ilusión y la fantasía no viven más allá de pantallas de videojuego. Sólo unos pocos valientes se atreven a narrar historias realmente novedosas que ofrezcan apetitosos bocados de genialidad al mundo. Para hacer más hiriente esta realidad, existe una hornada de obras que pretenden "revitalizar" historias ya contadas, actualizándolas a base de un gran despliegue visual, y un mínimo aporte intelectual.

La película que nos ocupa, se suma a esa lista de títulos que pretenden renovar un género grandioso que inventó nuevos mundos para multitud de generaciones: el de los cuentos populares. La historia de Jack, es conocida por todo el mundo. Por ello, en esta nueva versión, se ha intentado dotar al tradicional relato de una dosis extra de aventuras y acción. Y seamos sinceros, en ese aspecto, la película cumple con éxito. Bryan Singer dirige un ejercicio de aventuras que recibe gran parte de su legado de "El señor de los anillos". Con un diseño de producción espléndido, las aventuras y desventuras de Jack corren por la pantalla a velocidad de infarto demostrando un gran talento por parte de Singer para entretener visualmente al espectador. Sin embargo, más allá de la acción, poco queda. Los personajes están dibujados con brocha gorda, creando un reparto frío que no conecta con el público. Peligroso es para el resultado global de la cinta que la mayoría de gigantes que pueblan la película, tengan más carisma que los personajes de carne y hueso... con excepción quizás de McGregor y Tucci, cuyos personajes sobreviven gracias al buen hacer de sus actores, que no del guión. El resto del reparto, resulta igual de plano que los personajes, lo que enfría, y mucho el resultado global de la cinta. Este gran defecto, unido a una brújula sin rumbo sobre la que cabalga Bryan Singer a la hora de encontrar el tono de la obra (que ni termina de ser infantil, ni adulta), empañan en exceso a "Jack y el cazagigantes".

Sin ser la peor de las revisiones de cuentos clásicos que se han visto en la gran pantalla últimamente; es más, siendo una digna película de aventuras, no se puede dejar de reconocer que el legado de grandes obras de la literatura infantil tradicional, deberían ser de aquí en adelante tratadas con un poco más de respeto y profesionalidad, por el bien de una generación que necesita buenas dosis de imaginación y magia para sobrevivir a lo que se le viene encima.