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Voto de EuTheRocker:
8
Thriller Tras ser testigo de un accidente, Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un apasionado joven que no consigue encontrar empleo, descubre como forma de ganar dinero el mundo del periodismo criminalista en la peligrosa ciudad de Los Ángeles. Su trabajo es llegar al escenario de crímenes o accidentes y fotografiar lo sucedido para venderlos al mejor postor. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2015
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El estado emocional de la sociedad actual y su carencia de emociones se puede medir y estudiar fácilmente observando tanto el consumo de noticias como la avidez por información identificando, a su vez, el tono de las mismas. Los medios de comunicación en sus distintos formatos, y en concreto, aquellos que han terminado por reunirse bajo el término "mass media", se han convertido en una fuente inagotable de titulares cuya intención es captar a un sujeto receptor que vive inmerso en una corriente de información de tal virulencia que para conseguir un hueco en ese flujo de datos constante, e impulsados por las nuevas tecnologías, han llevado al nacimiento de un concepto que se ha convertido en la piedra angular de las ciencias de la información más nocivas de nuestro tiempo: el sensacionalismo.

Una palabra aparentemente tan inofensiva, ha socavado los principios éticos y morales de un gremio que se ha declarado en pie de guerra por conseguir esa cifra que refleje la repercusión que les haga imponerse a sus competidores. Una batalla que ha desarrollado un mercado del morbo que inunda pantallas y quioscos a lo largo de todo el planeta, en un ejercicio de deconstrucción de la inteligencia donde la mesura ha sido olvidada en pos de ese golpe de efecto capaz de noquear a la conciencia más endurecida por una sociedad que, en su conjunto, parece insensibilizada ante el sufrimiento ajeno más básico, demostrando la pérdida de una noción tan básica para el buen trato social como es la empatía.

Ese panorama desalentador es el caldo de cultivo empleado por el debutante Dan Gilroy para construir una película sobrecogedora que se aprovecha de sus virtudes para ser reflejo de los defectos de un submundo de apetito voraz y rapaz por la carroña de la sociedad. Un relato construido alrededor de la figura de su protagonista, Lou Bloom, centrando el desarrollo de la historia en la descripción de unos engranajes psicóticos y unos mecanismos carentes de empatía que evolucionan de manera desquiciada a lo largo de uno de los mejores y más brutales retratos cinematográficos de la mente criminal de los últimos tiempos. Una narración magnética que bebe del descomunal trabajo de un Jake Gyllenhaal desatado (e ignorado por la ilustre Academia de Hollywood, en uno de sus típicos alardes de falta de criterio), que regala su mejor papel hasta la fecha a un público entregado a la vorágine destructiva que se desprende de la oscuridad de su mirada y la inquietante presencia física de su silueta. Un trabajo sobresaliente tanto a nivel emocional, como corporal, y que, además, se aprovecha de unos diálogos ágiles y complejos a partes iguales que consiguen dar forma a la figura sobre la que se vuelca el grueso de la película.

Una cinta que cuenta también con un excelente plantel de actores secundarios, capaces de dar la réplica al gigante Gyllenhaal, generando duelos tan brutales como los que se establecen entre Rene Russo, cargados de sexualidad, o con un genial Bill Paxton. Todos ellos juegan su papel en un guión que alterna el surrealismo aberrante con el cinismo descorazonador que escuece al situarnos frente a nuestros fantasmas más tenebrosos. Incluso las situaciones más forzadas que se esconde en las dos horas de metraje de que se compone “Nightcrawler”, en las que se tensa la cuerda de la coherencia interna del relato, sirven para teñir la obra con una pátina que no hace sino acrecentar la sensación de asistir a una magistral fábula de nuestra decadencia.

Dan Gilroy consigue así un más que notable debut, demostrando su pulso firme para llevarnos por el camino trazado por su cámara, recorriendo un sendero que va desde la sobriedad de los primeros compases, al excelente y adrenalítico ritmo que impone hasta alcanzar el clímax de la obra, soberbio al atreverse a mostrar ese rostro alejado de los convencionalismos de la industria. El guionista y director consigue una ópera prima perfecta que consigue hacer de sus defectos, que los tiene, sobre todo en algunos puntos donde se notan las hechuras del novato, pequeñas virtudes, obligándonos a seguir la pista a un director que parece saber cómo saciar el apetito del cinéfilo de inclinaciones enfermizas con bocados de excelente cine.
EuTheRocker
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