John Edgar Hoover nacido el 1 de Enero de 1895 en Wahington D.C. fuel primer director del F.B.I. hasta su muerte el 2 de mayo de 1972. Conocido como un feroz anticomunista y antisemita sobrevivió al mandato de 7 presidentes de los EEUU, a base de chantaje y extorsión gracias a multitud de archivos secretos con información comprometida sobre los mismos. Además, se le considera pionero en la investigación de crímenes, al incoporar métodos científicos empleados para la resolución de los casos que han evolucionado hasta la actualidad, así como sistemas de almacenamiento de datos de los ciudadanos.

Hasta ahí llega la sombra del personaje público. Pero en este biopic, Clint Eastwood intenta ir un poco más allá. Su cámara intenta adentrarse en las raíces de una educación fuertemente influenciada por la figura materna; en la mente de una persona ordenada y metódica que rayaba la sociopatía; un hombre que alimentaba su ego con un afán de poder que pudo llegar a destruirle; un ser humano que pese a su máscara de frialdad y control, encerraba muchos traumas, defectos, temores... y sentimientos.

Y ahí es donde siempre llegan alto las películas de Eastwood. Cuando los sentimientos entran en escena, el director de 81 años saca a relucir su inmenso talento y consigue dejar cualquier referencia histórica en segundo plano, para embaucarnos con el poder desolador de las emociones. Su capacidad para devorar al espectador con imágenes de gran carga emotiva, diálagos plagados de sentimiento y primeros planos sobrecogedores resulta simplemente soberbia. Pocos directores son capaces de mostrar las miserias y alegrías del ser humano con tanta belleza como el gran Eastwood.

A ello, hay que sumar un Leonardo DiCaprio, por el que siento tremenda y profunda admiración (que por momentos podría considerarse devoción) y que paso a paso que da en su carrera creo que demuestra ser uno de los mejores actores de su generación (sino el mejor), aunque la Academia no se lo reconozca. Su interpretación de Hoover, es una enésima muestra sublime de psicología humana. La manera que tiene DiCaprio de dar forma a personajes torturados, impregnándolos de matices y de sentimientos es maravillosa. Su J. Edgar provoca repulsión y cariño. Pasas del amor al odio en cuestión de segundos. Cuando un actor es capaz de hacerte sentir tanto en tan poco, es porque es grande.

Es cierto que me habría gustado ver un poco más la parte antisemita del personaje protagonista. Es cierto que el resto del reparto desmerece ante un Leonardo DiCaprio perfecto. Es cierto que en algunos tramos, la narración de la película resulta ligeramente confusa. Y sobre todo, es cierto que el maquillaje resulta patético en gran parte del metraje, restando credibilidad a los personajes.

(Continuo en Spoiler por falta de espacio)