Adoro la generación musical de los '80. Soy fan de los pelos cardados; las mallas de cuero y los pantalones "Di Marco Paquetti". Un riff de guitarra me estremece, acompañado de voces agudas, solos vertiginosos y baterías poderosas capaces de quebrar mi corazón. Al mismo tiempo, siento debilidad por las baladas rockeras que tan bien expresan mis sentimientos y que me han acompañado en muchos momentos melancólicos. He bebido en mi crecimiento musical del heavy-rock, el hard-rock, el A.O.R. (Adult Oriented Rock), el glam-rock, y un sinfín de subgéneros con la coletilla rock. La filosofía de esta generación hizo mella en mí, animándome a vivir la vida sin pensar mucho en las consecuencias; preocupado tan solo por sacar el máximo partido al momento. Por todo ello, pensaba que "Rock of ages" (desde ahora R.O.A., curiosamente las mismas siglas que A.O.R.) sería mi película. Pero no lo es.

El rock es libertad, y R.O.A. vive encadenado a los clichés de un nuevo tipo de musicales en los que la historia ya resulta excesivamente trillada. Chica de pueblo quiere triunfar, a la vez que conoce a chico... y a partir de ahí, a tirar del carro cargando con lo mismo de siempre, todo muy bien edulcorado para que las masas adocenadas lo traguen mejor.

El rock es transgresor, y R.O.A. confunde muchas veces la transgresión con la vergüenza.

El rock es diversión, y los dos protagonistas parecen no haber conocido nunca este concepto. Por suerte, eso no ocurre con muchos de los secundarios de lujo que tiene la cinta.

El rock es espectáculo visceral, y R.O.A. resulta algo demasiado artificial para emocionar al respetable.

Por todo ello, "Rock of ages" es una película que no hace justicia a algo más que una época. Porque el rock es una forma de ver la vida muy alejada de la imagen hormonada que se nos ofrece en este caso.

Entonces... ¿por qué 4 estrellas? Pues tranquilos, que las justificaré encantado:

-Estrella Nº1: La selección musical me ha encantado. Temas que siempre han despertado pasiones en mi, ejecutados por una banda fabulosa, entre cuyos músicos destaco a un Josh Freese a la batería que es un auténtico fenómeno. Las voces están cuidadas, aunque algunas resulten excesivamente poppies; me lleve más de una sorpresa. Y la presencia de Mary J. Blige es una garantía.

-Estrella Nº2: Tom Cruise. Un tipo que teniéndolo todo, sabe reírse de sí mismo y reinventarse. Su Stacee Jaxx es una suerte de cruce entre Jim Morrison sobre el escenario y Axl Rose entre bambalinas que resulta extravagante y divertido. Y además no canta mal. A ellos sumo actores reputados demostrando su ausencia de prejuicios, como Baldwin o Giamatti.

-Estrella Nº3: Algunos cameos rockeros geniales que me sorprendieron e ilusionaron.

-Estrella Nº4: Incluir uno de los mejores temas de Bon Jovi (la banda que me inició en el rock), sin necesidad de recurrir a sus dos clásicos más desgastados ("Livin' on a prayer" y "You give love a bad name").

En definitiva, un musical con poco que decir, que será olvidado, pero que a los amantes del rock, nos ayudará a desempolvar nuestros LPs con ganas de reescuchar clásicos eternos.