Recientemente leía en una entrevista unas declaraciones del director francés Luc Besson en las que afirmaba que no le gustaba el cine de acción. A la luz de su filmografía, puede resultar extraña esta afirmación, pues el cineasta ha sido considerado como uno de los maestros del género en el continente europeo, con títulos tan reconocidos como “Nikita” o “Leon (El profesional”. Quizás, el hastío por un género que le ha supuesto sus mayores éxitos, sean el motivo de su actual abdicación por el cine de acción.

Y con esos mimbres, llega a nuestras pantallas “Lucy”, la nueva película del francés. Un relato de ciencia-ficción donde Besson vuelve a emplear los esquemas del cine de acción, mezclándolo con elementos más propios del thriller o incluso, del fantástico, por momentos. Y, tras un arranque notable, donde la tensión de la narración desborda la pantalla, con un muy buen manejo de los tiempos y del montaje, Besson nos deja claras las cosas haciendo honor a esas declaraciones tan recientes. Porque donde muchos esperábamos encontrarnos una buena película de evasión y entretenimiento, aparece un mediocre ejercicio de ciencia-ficción que no sabe sobre que cuerda moverse, desarrollando un pretencioso discurso que incluso, en determinados compases, roza la más absurda reflexión filosófica existencialista, bajando el ritmo de una cinta que, tras su buen inicio, pierde fuelle en el nudo, hundiéndose por completo en el desenlace. Una total falta de enfoque, hace que la película, en lugar de dejarse llevar por el desenfreno de su propio planteamiento, termine tomándose demasiado en serio a sí misma, dejando el entretenimiento y el espectáculo en un segundo plano.

Esa sensación de pérdida, se transmite también a un reparto, que si bien es presentado de manera inteligente, termina convertido en un absurdo plantel de personajes que deambulan por la pantalla con intenciones infantiles y simples, transformados en meros comparsas de una narración cuyo elevado mensaje, pretende estar por encima del resto del conjunto.

Una oportunidad desperdiciada para haber convertido “Lucy” en una de las películas más alocadas del verano. Sin embargo, sus intenciones superiores, la acercan más a títulos como “Trascendence”, que a intentos de evasión como “Sin límites”, película de similar temática, y que, aunque construida en base a un guión absurdo, sabía no tomarse en serio a sí misma. Un Besson alejado del buen blockbuster al que nos acostumbró en los 90, y una buena oportunidad para ver a Scarlett Johansson en pantalla, aunque no sea su mejor cinta ni de lejos.