Con la seguridad que otorga contar con un Oscar en tu vitrina, Juan José Campanella, lejos de dormirse en las mieles de un éxito conseguido hace años con una filmografía plagada de grandes obras; decide reinventarse y afrontar un proyecto cargado de riesgo al que no todos los directores son capaces de hacer frente. Esa valentía, es, junto con el innegable talento de un realizador cargado de genialidad, lo mejor de una película hecha con cariño y afecto para el exigente público infantil.

Porque lo mejor que podemos encontrarnos en "Futbolín" es la dirección de un Campanella que vuelve a exprimir todo el jugo a su talento. Giros de cámara imposibles, sorprendentes planos secuencia e impactantes escenas de acción, conforman un emocionante encuentro en el que se enfrentan las virtudes de un genial realizador contra las carencias de un libreto incompleto. Porque, si bien en el apartado técnico, "Futbolín" consigue una sorprendente goleada; el guión de la cinta, deja un amargo sabor de boca con una historia plagada de lagunas y momentos en los que el discurso se atropella dejando una sensación incompleta en el espectador. El humor de la obra, esconde momentos de gran genialidad, en los que, en ocasiones, se llega a homenajear el humor de los primeros años de animación de la Warner; entremezclado con otros en los que la historia se pierde en pequeños vacíos argumentales. Esta pequeña lacra, resulta comprensible si tenemos en cuenta lo complicado que resulta conseguir mantener la coherencia en una narración tan compleja como resulta la del cine de animación. Y a la vista de los resultados conseguidos en este género en el presente curso, el resultado de la película de Campanella no desmerece frente a otros títulos salidos de estudios con mayor presupuesto y mejores medios.

Al final, el resultado no alcanza las cotas de calidad que se podría esperar de un proyecto tan jugoso como este. Sin embargo, es digno de aplaudir la labor de un director cargado de buenas ideas y de grandes conocimientos del séptimo arte. Un creador de ilusiones capaz de enfrentarse a cualquier reto y conseguir, con su talento, salir airoso de los lances más complicados. Porque, alfin y al cabo, "Futbolín", es como el deporte rey, un pequeño oasis de diversión en la cotidianidad de nuestras vidas.