La historia es dramática, no cabe duda, pero como lo sería cualquier película que trata sobre una niña enferma y que encima está rodeada de fanáticos religiosos, porque si, los descritos por Fesser lo son. Los personajes los encuentro bastante bien dibujados, totalmente razonable que una niña de once años dude de Dios, se haya criado donde se haya criado, razonable que el padre no se entere de nada cuando parece que apenas pasa tiempo en casa, la madre también flaquea de vez en cuando como lo hace la hermana, para mí, el personaje más real de la historia. La calidad de la película es innegable, buen guión, buenos efectos, buena fotografía y geniales interpretaciones. Para mi gusto las licencias de humor de por ejemplo la compañera de Camino son totalmente de agradecer, para dar pausa a tanto dramatismo y porque no, realismo, al fin y al cabo es una niña. La muerte del padre aunque chocante y para mí mal dibujada es totalmente necesaria para que la historia pase como pasa, si no muriera no podría existir la confusión Jesús-niño/Jesús-cristo, que a mi parecer muy errónea y de mal gusto es uno de los pilares de la película.

No creo que sea una película excesivamente dramática o díficil de ver, el sufrimiento de la níña no parece excesivo, ni las operaciones ni su inmovilidad, es más, supongo que realmente la niña debió sufrir mucho más de lo que se describe, quizás yo sea una adolescente insensible por culpa de la televisión, como dirían en Los Simpson, o quizás simplemente me haya entretenido mucho más en odiar a los fanáticos y sobre todo a la madre. Ni me hizo llorar ni creo que consiga arrancarme nunca una lágrima.
Es una película que se tiene que ver, independientemente de nuestra moralidad o creencia, no es ni de lejos una obra maestra, pero sí una buena película.
8/10