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Voto de Quatermain80:
7
Drama Polémica película en la que el pionero del Free Cinema inglés arremete contra la enseñanza superior y hace una sátira violenta y sin matices de los colegios superiores y del establishment británico. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2012
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al calor de un incipiente movimiento de protesta como el que agitó a las sociedades occidentales a finales de los sesenta (y concretamente en el 68), esta película de Anderson, uno de los nombres destacados del "Free Cinema" británico, ejemplifica ese malestar airado que caracterizó las actitudes y opiniones de una parte importante de la sociedad, especialmente la juventud.

Su condición de película "de tesis" hace que el argumento no pueda desligarse del análisis de la época, aquí enfocado desde un punto de vista radical y libertario. La injusticia de una sociedad, sus vicios y abusos, se reflejan naturalmente en las instituciones tradicionales, pues la misión de estas es precisamente perpetuar el estado de las cosas, lograr que nada cambie en lo esencial. Para ilustrar todo esto Anderson sitúa la historia en un High School que reproduce, punto por punto, las características clasistas, rígidas y abusivas que, en su opinión, definen a la sociedad británica. Así, el retrato de esa escuela en la que todo el mundo sabe cuál es su lugar y su papel, en la que los pequeños son meros sirvientes, y en la que algunos alumnos mayores ejercen el liderazgo, abusan y castigan, es un reflejo de la sociedad y sus valores imperantes. Los que mandan -director, sacerdote, profesores- se mantienen por lo general apartados de la plebe (los alumnos), y para asegurarse la obediencia, el orden, escogen a algunos de ellos (los supervisores), y les confieren poder para castigar.

Las recurrentes secuencias en las que Anderson subraya la rigidez y el formalismo que marcan la institución, casan a la perfección con la psicología de los personajes, que sirven también como arquetipos de comportamiento social. De ahí que encontremos, entre los alumnos, a quienes se alían con el poder, convirtiéndose en esbirros; otros, que asumen su condición de siervos, y que o bien acatan ciegamente las órdenes, o bien tratan de volverse "invisibles"; por último, encontramos a los que se rebelan (Travis y sus amigos), a quienes tratan de desmarcarse de la senda trazada, siendo, por ello, molestos, y merecedores de castigo.

Con un agudo guión, que potencia la tesis del filme, las actitudes de los distintos personajes aparecen muy bien trabajadas, a pesar de que en ocasiones los subrayados rocen el exceso, y que algunas soluciones argumentales -el final, como bien han apuntado otros usuarios- parezcan un punto exageradas e innecesarias. La realización alterna el color con el blanco y negro sin que ello perjudique la estética del filme, pero dejando poco clara la motivación de tal alternancia, que a veces parece caprichosa, aunque no lo sea. Buenas interpretaciones, todas ellas marcadas por el exceso que les confiere el guión, que no desdeña en propiciar algunas situaciones de humor absurdo o surrealista, habituales en esta corriente del Free Cinema.

Aunque quizás no fuera ese su objetivo, en mi opinión la película retrata una guerra civil incipiente; no una guerra en el sentido estricto del término, sino, como diría Enzensberger, un conflicto molecular, construido a partir de pequeñas rebeliones y estallidos aislados, aparentemente inconexos, pero que son la manifestación de un descontento y un malestar generalizados. Así, la violencia que esos jóvenes rebeldes ejercen parece ajustarse a la máxima de Nietzsche según la cual "sólo los bárbaros pueden defenderse". Cabe preguntarse entonces si una sociedad más compasiva y justa habría podido evitar tal respuesta, y todos queremos creer que sí, necesitamos pensar que sí; pero también es verdad que toda sociedad es una fórmula para administrar el poder, y que todo poder genera resistencia.
Quatermain80
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