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Voto de Quatermain80:
8
Cine negro. Thriller Una calurosa madrugada neoyorkina, la modelo Jean Dexter es asesinada a sangre fría. El teniente de homicidios Daniel Muldoon (Barry Fitzgerald) se hace cargo del caso con la ayuda de un joven y competente detective, Jimmy Halloran (Don Taylor). Mientras los policías tratan de desentrañar los motivos que condujeron a la muerte de la chica y de encontrar a su asesino, la vida cotidiana sigue como si tal cosa en el corazón de la populosa urbe. (FILMAFFINITY) [+]
10 de julio de 2011
31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imperfecta y hermosa, desequilibrada y genial, "La ciudad desnuda" se revela como una obra fundamental en la filmografía del director, y también dentro del género, tanto por las novedades que aporta como por las influencias que asume.

Digo que es imperfecta y desequilibrada porque el argumento tiene poco peso en comparación con el marco en el que se desarrolla; es más, el verdadero argumento es el marco, esa ciudad impresionante, hermosa y terrible a un tiempo, que encarna la vida y la muerte de los que la habitan. Nueva York es la estrella del filme, la diva, y está tan maravillosamente fotografiada por William Daniels como lo estaría cualquier estrella femenina (de hecho Daniels era el director de fotografía predilecto de Greta Garbo, que estipulaba su presencia obligatoria en las películas en las que intervenía). La ciudad es la protagonista, pero cumple el rol de la mujer fatal, atractiva y destructora, capaz de engullir a los que la frecuentan, revelando así su cara más siniestra, aspecto que Dassin mantendrá en sus posteriores realizaciones como "Mercado de ladrones", "Noche en la ciudad" y "Rififí" (sus mejores obras, en las que las ciudades cumplen el mismo papel que en el presente filme).

Otro aspecto cuestionable es el empleo, un tanto abusivo, de la voz en off, especialmente en el inicio de la película, que formalmente es espléndido. En mi opinión las imágenes de la ciudad hablan por sí solas, no necesitan acompañamiento ni aclaraciones. Debe señalarse también que las ambiciones sociales de la película quedaron cercenadas por el estudio, que cortó gran parte de la cinta, impidiendo que Dassin mostrara plenamente su vena neorrealista, lo que desequilibra un poco el conjunto final.

Pero todas estas posibles debilidades palidecen ante las virtudes de una película maravillosamente filmada, que capta como pocas el pulso de la vida urbana; cuando veía el comienzo, con esos planos aéreos de Nueva York, inicialmente diurnos y después nocturnos, resultaba imposible no asociarlos al arranque de "Manhattan", al igual que un hermoso plano, tomado junto al puente, que remite a otro plano memorable de la citada obra de Allen. Las escenas urbanas beben de las fotografías de Arthur Fellig, célebre por sus reportajes asociados a crímenes y cuya vida se llevó al cine en la interesante "El ojo público"; sin ir más lejos, el título de la película es el de un libro de fotografías que publicó dicho fotógrafo en 1945. Hay también cierto influjo de una obra documental mítica, como es "Berlín, sinfonía de una ciudad" de Ruttmann, y de algunos pintores norteamericanos de principios de siglo (en el comienzo, de un expresionismo brillante, hay un plano nocturno de un tren elevado que recuerda poderosamente al cuadro "Six o'clock, winter" de John Sloan). Igualmente, la relevancia que se concede a la arquitectura urbana, recuerda a algunas obras del expresionismo alemán, como Metrópolis (aunque en ella la arquitectura fuera puro decorado).
Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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