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Voto de Quatermain80:
8
6,7
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Drama
Tras la segunda Guerra Mundial (1939-1945), en una ciudad de Normandía (Francia), la joven Manon es acusada públicamente de haber colaborado con los nazis durante la ocupación. Un activista de la Resistencia la libera y escapan juntos a París, pero su relación se vuelve tormentosa cuando Manon cae víctima de las maquinaciones de su propio hermano, con quien se enfanga en negocios oscuros: estraperlo, prostitución y asesinato. (FILMAFFINITY) [+]
8 de junio de 2010
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, una de las películas más amargas, terribles y desoladoras que he visto. En ella, el gran Clouzot apenas deja un resquicio para el optimismo, para la esperanza en un futuro deseable, en el que sean posibles la vida y el amor.
Estructuralmente deudora del cine negro, la película pivota en torno a un largo flashback, que explica cómo traban conocimiento los dos protagonistas, al tiempo que justifica su posterior huida a Palestina como polizones en un barco que transporta clandestinamente a emigrantes judíos. Esto no es gratuito, pues asimila a Manon y Robert con un pueblo "apestado", siempre perseguido, para el que no hay más esperanza que una tierra prometida, o lo que es lo mismo, una utopía. Si la visión que Clouzot hace de la sociedad de posguerra no puede ser más negativa, no lo es menos la mirada que arroja sobre sus personajes, movidos fundamentalmente por el egoísmo, la infidelidad, el interés, y en general por las más bajas pasiones e instintos; incluso cuando es el amor el que les domina, como a Robert, éste es presentado como un sentimiento acaparador, egoísta, y por tanto es también vehículo de destrucción.
Con su habitual maestría para la puesta en escena, el director construye una narración angustiosa y oscura, que resulta realzada por el empleo de una fotografía consecuente, al menos en el tramo central del filme, dominado por la sordidez moral de los ambientes y los personajes. Las interpretaciones funcionan bastante bien, aunque sin ser fabulosas, destacando la pequeña y caprichosa Manon, bien encarnada por Cécile Aubry. Buen guión adaptado, con algunas frases y diálogos notables, y que nunca renuncia a la dureza y tosquedad que requieren las situaciones presentadas, dando así veracidad a lo que se narra.
Coincido con otros usuarios en que el tramo final es sobrecogedor; son veinte minutos de gran cine, de una intensidad dramática soberbia, y rodados con maestría, con unos hermosos planos generales que muestran a los emigrantes arrastrándose por el desierto. Son secuencias que parecen sacadas del antiguo testamento, y en las que los personajes aparecen, más que nunca, sometidos al dictado de un destino cruel, desesperado.
Continúa en spoiler.
Estructuralmente deudora del cine negro, la película pivota en torno a un largo flashback, que explica cómo traban conocimiento los dos protagonistas, al tiempo que justifica su posterior huida a Palestina como polizones en un barco que transporta clandestinamente a emigrantes judíos. Esto no es gratuito, pues asimila a Manon y Robert con un pueblo "apestado", siempre perseguido, para el que no hay más esperanza que una tierra prometida, o lo que es lo mismo, una utopía. Si la visión que Clouzot hace de la sociedad de posguerra no puede ser más negativa, no lo es menos la mirada que arroja sobre sus personajes, movidos fundamentalmente por el egoísmo, la infidelidad, el interés, y en general por las más bajas pasiones e instintos; incluso cuando es el amor el que les domina, como a Robert, éste es presentado como un sentimiento acaparador, egoísta, y por tanto es también vehículo de destrucción.
Con su habitual maestría para la puesta en escena, el director construye una narración angustiosa y oscura, que resulta realzada por el empleo de una fotografía consecuente, al menos en el tramo central del filme, dominado por la sordidez moral de los ambientes y los personajes. Las interpretaciones funcionan bastante bien, aunque sin ser fabulosas, destacando la pequeña y caprichosa Manon, bien encarnada por Cécile Aubry. Buen guión adaptado, con algunas frases y diálogos notables, y que nunca renuncia a la dureza y tosquedad que requieren las situaciones presentadas, dando así veracidad a lo que se narra.
Coincido con otros usuarios en que el tramo final es sobrecogedor; son veinte minutos de gran cine, de una intensidad dramática soberbia, y rodados con maestría, con unos hermosos planos generales que muestran a los emigrantes arrastrándose por el desierto. Son secuencias que parecen sacadas del antiguo testamento, y en las que los personajes aparecen, más que nunca, sometidos al dictado de un destino cruel, desesperado.
Continúa en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los instantes finales, en los que Manon es enterrada por Robert, son de una negrura y desolación impresionantes, y de una belleza visual pocas veces vista. La reflexión final de Robert, quien se confiesa alegre ante el cadáver de su amada, porque ahora podrá tenerla sólo para sí, es una de las más terroríficas que recuerdo haber escuchado en el cine. Para Clouzot, y también para el poeta Vicente Aleixandre, del que tomo prestado el título de mi crítica, no se elige entre destrucción o amor, entre vida o muerte, sino que ambos se funden en una unidad indisoluble, eterna.