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Voto de Quatermain80:
7
Intriga. Thriller Años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una nueva misión: se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes ... [+]
23 de diciembre de 2011
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas sobre espionaje, al igual que las novelas, acostumbran a optar entre dos caminos claramente diferenciados; uno se basa en la peripecia, la acción, en el espía invulnerable y arrollador, siendo ejemplo paradigmático el ciclo Bond, o por citar uno más reciente, el ciclo Bourne. El otro camino, mucho menos transitado, se inclina por el análisis, la introspección, la rutina, y un espía antimodélico, alejado del estereotipo heróico antes mencionado (citemos aquí el Harry Palmer de "Ipcress" o el Alec Leamas de "El espía que surgió del frío", no por casualidad otra criatura de Le Carré).

En esta ocasión, Alfredson -a quien ya conocía por esa maravillosa y ambigua película que es "Déjame entrar"- adapta una de las más célebres novelas de Le Carré, uno de los grandes autores del género (aunque yo siempre preferiré al menos conocido pero anterior Eric Ambler), y lo hace con gran fidelidad, por lo que el camino elegido no podía ser otro que el segundo. Por lo tanto, nos encontramos ante una narración compleja en la que el ambiente del espionaje se capta desde una óptica desapasionada y en la que la investigación para destapar al "topo" se asemeja más a una intriga de oficina que a un relato de acción trepidante lleno de sorpresas y sobresaltos. Aunque esto pueda defraudar a algunos espectadores, esta forma de acercarse al género aporta una sensación de veracidad mucho mayor, mostrándonos una galería de personajes de carne y hueso, de los que suelen destacarse sus debilidades más que sus fortalezas (al fin y al cabo de eso trata el espionaje, de percatarse de las debilidades ajenas y protegerse de las propias).

Aunque algunos críticos han escrito que esta película nos retrotrae a los thrillers de los setenta, yo no estoy demasiado de acuerdo; el estilo visual y narrativo, sobre todo este último, me parece mucho más contemporáneo, con constantes saltos temporales y alternancias entre el protagonismo de personajes y tramas. Visualmente llama la atención la fotografía de tonos apagados, un tanto tristes, y la diferente duración de los planos en función de quién los protagoniza (cuando es Smiley son mucho más largos, reflexivos y pacientes, ilustrando así una característica fundamental del personaje). Posee también una buena banda sonora, y unas interpretaciones excelentes de todo el reparto, con Gary Oldman a la cabeza, que gracias a su contención, logra una estupenda recreación de Smiley, demostrando el alcance de su talento. Debe destacarse también la perfección de los decorados y el vestuario, estupendamente ambientados.

Quizás el único pero del filme sea que la profundidad de los personajes, tanto en su forma de ser como en sus motivaciones, no queda suficientemente reflejada, cosa que sí ocurría en la novela, pero es un mal disculpable, secundario ante los indudables méritos que atesora la película, que como bien sugieren ciertas secuencias, se asemeja a una partida de ajedrez por correspondencia, con Karla y Smiley como jugadores.
Quatermain80
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