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Voto de Quatermain80:
8
Drama Yelan es una aldea perdida de Siberia donde viven desde siempre dos familias, los Solomin y los Ustuizhanin, ricos los primeros y pobres los segundos. A Yelan llega por fin la noticia del triunfo de la Revolución de octubre de 1917. Mientras los Ustuizhanin la reciben con alegría, los Solomin se niegan a reconocer el nuevo orden. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siberiada pasa por ser uno de los mejores ejemplos del nuevo cine soviético que encabezaron, desde mediados de los años sesenta, autores como Tarkovski, Klimov, Abuladze y Mijalkov, hermano menor éste último del director de la presente película, Andrei Mijalkov-Konchalovsky.
Nacida con el propósito inicial de contar una historia acerca de los trabajadores de extracción petrolífera, Siberiada acabó convirtiéndose en toda una epopeya épica (de ahí su título, con reminiscencias de la Grecia clásica) que trata de ilustrar los cambios experimentados por una población remota de Siberia desde principios del siglo XX hasta los años sesenta del mismo. Para ello, Konchalovsky se centra en dos familias, los Solomin y los Usthyuzhanin, enfrentados a través de generaciones, tanto por las diferencias socioeconómicas como por las actitudes hacia los cambios que trae el progreso. El filme posee un ritmo pausado, sin apresurar los acontecimientos, de ahí su extraodinaria duración (270 minutos), que también se explica por la magnitud de la empresa. Hay en ella una extraña y sugerente mezcla de realismo e imaginación poética, marcada por la existencia de personajes sorprendentes, como el abuelo eterno, y también por la presencia de símbolos, como el camino abierto en la Taiga, que parece conducir a una estrella. Algunos personajes vienen y van (especialmente los Ushtyzhanin), teniendo a la aldea como eje de tal movimiento, y tanto sus idas como sus regresos se asocian a los cambios que traen los tiempos, y que contrastan con la inmovilidad y la resistencia a las novedades de los que se quedan. Asimismo, la naturaleza tiene una importante presencia, ejerciendo como un personaje más de la historia, y que a la postre, tendrá un papel definitivo, circunstancia que, al parecer, fue consecuencia del interés de Konchalovsky por las teorías acerca del panteísmo y de la tierra entendida como un ser vivo, que comunica y expresa lo que siente.
Visualmente, Siberiada es una de las mejores obras del nuevo cine soviético, seguramente gracias a la libertad creativa que se concedió a su realizador y a la abundancia de medios de los que dispuso. La mayor parte de la película está filmada en color, pero hay fragmentos de menor duración que se rodaron en blanco y negro, y que parecen coincidir con los acontecimientos históricos que enmarcan el argumento del filme (la revolución, las dos guerras mundiales, la industrialización, etc).
En definitiva, una obra valiosa, de largo aliento, que combina realismo con imaginación, historia con intimidad y cambio con permanencia, plasmándose todo ello en unas imágenes hermosas y poderosas, a un tiempo clásicas y poéticas. Es de lamentar que Konchalovsky no haya logrado mantener este nivel en obras posteriores.
Quatermain80
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