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Voto de Quatermain80:
8
Cine negro. Thriller. Terror. Drama Hangover Square cuenta la historia de un talentoso compositor y pianista que, en estado de máxima tensión o concentración, sufre ciertos lapsos temporales. Durante años estos no han tenido gran importancia; pero cuando en la vida del hombre se juntan su obsesión por Netta, una cantante de Cabaret para la que escribe algunas canciones, y el deseo de terminar la composición de un Concerto que podría ser su obra definitiva, los lapsos ... [+]
29 de abril de 2011
34 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera película que veo de este John Brahm, desconocido para mí hasta hace unos pocos meses, y que me ha parecido la mejor, estando por encima de "The Lodger" y "The Locket", aunque comparte con ellas la centralidad que la locura, en sus diversas manifestaciones, tiene en los argumentos desarrollados.

El mayor parentesco se da con "The Lodger", también ambientada en un Londres Victoriano generoso en oscuridades y nieblas, al amparo de las cuales actuaba Jack el Destripador. En este caso nos encontramos con un músico que presenta doble personalidad; las agudas notas de sus composiciones provocan en él un desdoblamiento, en el que su alter ego se revela como un peligroso asesino. De nuevo se aborda aquí el tema del doble, enfocándolo desde una perspectiva similar a la que proponía Stevenson en su clásica novela "Doctor Jekyll y Mister Hyde", si bien en la película el desencadenante del cambio no es una pócima, sino la música, recurso que puede parecer ridículo, pero que está bien sugerido y utilizado, funcionando perfectamente.

Ciertamente, lo más espectacular del filme es el arranque y el final, pero a mí me ha gustado en todo momento, especialmente por la calidad y la intención con la que está rodado. Digna del mejor cine negro, la fotografía de LaShelle reina indiscutiblemente, jugando hábil y sugerentemente con la oscuridad, la niebla y el fuego. Al igual que ocurría en "The Lodger", los encuadres sorprendentes y angustiosos están plenamente justificados y transmiten inquietud y desasosiego en todo momento, si bien aquí se alternan con algunos planos tomados desde grúa que resultan muy elegantes (destacables en la secuencia inicial y la final). En mi opinión el momento más brillante del filme es el que narra cómo se deshace el asesino de su segunda víctima, pues aúna ingenio, brillantez visual y considerable ironía. Cerca le anda, en calidad y dramatismo, toda la secuencia del concierto, en la que música e imágenes interactúan de manera soberbia, alcanzándose un clímax trágico impresionante.

El guión es correcto, sin alardes ni deficiencias reseñables, y los decorados y ambientación estupendos; entre los intérpretes se impone la figura protagonista, un Laird Cregar muy convincente y acertado, mejorando su anterior creación en "The Lodger". La música tiene aquí una importancia mayúscula, y qué mejor que contar con Bernard Herrmann, cuya partitura es estupenda e inquietante, sirviendo sus ocasionales disonancias para lograr una eficaz y original identificación con los desequilibrios mentales del protagonista.
Quatermain80
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