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Voto de David:
5
7,8
122.545
Drama
Harry (Jared Leto) y su madre (Ellen Burstyn) tienen sueños muy distintos: ella está permanentemente a dieta esperando el día en que pueda participar en su concurso televisivo preferido; la ambición de Harry y su novia Marion (Jennifer Connelly) es hacerse ricos vendiendo droga y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca tienen el dinero suficiente para ello. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan y harán ... [+]
13 de abril de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que cuando era pequeño una vez vi un comercial en el que una chica ponía un huevo blanco en medio de una mesa y decía: "este es tu cerebro"; más tarde agarraba un martillo, con él aplastaba el huevo y gritaba: "¡Este es tu cerebro en drogas!", y al final procedía a desplumar a una gallina de peluche vociferando: "¡Y ESTO ES LO QUE LE HACES A TU FAMILIA CUANDO CONSUMES DROGAS, Y LO QUE LE HACES A TU FUTURO!". Desde entonces entendí que la hipérbole no era una buena herramienta al momento de trasmitir mensajes, en especial cuando están estos mensajes involucrados con problemáticas contemporáneas tan serias y complicadas.
Hace poco vi algo parecido a este comercial de mi niñez, sólo que duraba dos horas y media. Y se llamaba Requiem for a Dream. Darren Aronofsky es un director fiel a su técnica, una técnica en la que deposita todo tipo de trucos y herramientas a su mano (dignas de una película de terror) con el objetivo y la clara intención de ocasionar un efecto: batir al espectador en un coctel de sensaciones, dejándolo así en una especie de "shock anímico". No obstante, su obsesión por esto lo lleva a un punto en el que lo grotesco, lo gratuito, lo irrisible y lo burdo se convierten en los protagonistas.
Aronofsky (en este filme) no tiene un mensaje qué trasmitir, qué comunicar. Da la sensación de que simplemente desea adaptar un libro sólo para presumir su sórdida técnica narrativa y cinematográfica, lo encuentra, pero "oh sorpresa", descubre que el libro contiene un mensaje anti-drogas. Y pues lo deja, ya que piensa que esto debería de hacerle más profundo al conjunto, y por lo tanto, más "artístico". Y tampoco le pesa tener que hacer una mezcla de géneros, herramientas, y pequeñas técnicas distintas entre sí con tal de lograr su tan venerado efecto. De esta manera, Aronofsky puede pasar de estar contándonos las peripecias de una adicta a las drogas para adelgazar desde un enfoque sobrio y realista, para más tarde pasar una especie de surrealismo en el que la misma mujer se encuentra a sí misma siendo aterrorizada por un refrigerador parlante. A lo mejor Aronofsky pensaba mientras hacía este filme que una película consistía en una sucesión de escenas impactantes, sobre escenas electrizantes, sobre escenas desconcertantes -así como a una hamburguesa a la que le pones un mar de condimentos con tal de hacerla explosivamente sabrosa-; y que los espectadores saldrían del cine con el cerebro tan sobre-estimulado que apenas y se darían cuenta de que caminan.
Hace poco vi algo parecido a este comercial de mi niñez, sólo que duraba dos horas y media. Y se llamaba Requiem for a Dream. Darren Aronofsky es un director fiel a su técnica, una técnica en la que deposita todo tipo de trucos y herramientas a su mano (dignas de una película de terror) con el objetivo y la clara intención de ocasionar un efecto: batir al espectador en un coctel de sensaciones, dejándolo así en una especie de "shock anímico". No obstante, su obsesión por esto lo lleva a un punto en el que lo grotesco, lo gratuito, lo irrisible y lo burdo se convierten en los protagonistas.
Aronofsky (en este filme) no tiene un mensaje qué trasmitir, qué comunicar. Da la sensación de que simplemente desea adaptar un libro sólo para presumir su sórdida técnica narrativa y cinematográfica, lo encuentra, pero "oh sorpresa", descubre que el libro contiene un mensaje anti-drogas. Y pues lo deja, ya que piensa que esto debería de hacerle más profundo al conjunto, y por lo tanto, más "artístico". Y tampoco le pesa tener que hacer una mezcla de géneros, herramientas, y pequeñas técnicas distintas entre sí con tal de lograr su tan venerado efecto. De esta manera, Aronofsky puede pasar de estar contándonos las peripecias de una adicta a las drogas para adelgazar desde un enfoque sobrio y realista, para más tarde pasar una especie de surrealismo en el que la misma mujer se encuentra a sí misma siendo aterrorizada por un refrigerador parlante. A lo mejor Aronofsky pensaba mientras hacía este filme que una película consistía en una sucesión de escenas impactantes, sobre escenas electrizantes, sobre escenas desconcertantes -así como a una hamburguesa a la que le pones un mar de condimentos con tal de hacerla explosivamente sabrosa-; y que los espectadores saldrían del cine con el cerebro tan sobre-estimulado que apenas y se darían cuenta de que caminan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por otro lado, mientras Requiem for a Dream se vende a sí misma como una importante película acerca de importantes problemas sociales, ni siquiera se molesta en mostrar por qué la VERDADERA GENTE toma drogas. Y eso se debe a que sus personajes no son gente. Sus personajes son caricaturas que sufren sin que ello se refleje en sus personalidades, y Aronofsky se esmera desmedidamente en sólo bombardearte con explicaciones visuales de qué quieren y sienten.
Y cuando realmente descubres que uno de los personajes (el interpretado magistralmente por Ellen Burstyn) viene a suplir gran parte de todo esto que ha brillado por su ausencia, Aronofsky va y lo desmorona en la parte final, con aquella patética escena en la que su personaje es llevado a un "hospital psiquiátrico" (aunque resulte ser cualquier otro lugar sacado de una ridícula película de terror, menos un psiquiátrico), y Aronofsky intente así vendernos que en esos "malvados", "negligentes" y "despiadados" lugares aún se siguen practicando terapias de electro-choques. Por favor.
La música es magistral, el trabajo de Clint Mansell es de antología. Pero Aronofsky confía demasiado en el poder con el que puede dotar a las escenas trágicas usando el track principal ("Lux AEterna"), tanto, que termina utilizándolo en la mayoría de escenas de fuerza (sin contar los créditos). Esto relega a los demás tracks (que son de igual manera impresionantes) a escenas menos importantes en donde pasan casi desapercibidos.
No se la recomiendo a gente muy sensible, porque la intención final de su director resultó en una convulsiva y deprimente mezcla que en momentos pretende ser un drama, en otros una película de terror, y en otros una comedia. Pero que en general no es ninguno de los tres géneros anteriormente mencionados. Véanla si les gusta (o no les molesta) el equivalente cinematográfico de que alguien los sacuda y los aturda hasta que sientan nauseas.
Y cuando realmente descubres que uno de los personajes (el interpretado magistralmente por Ellen Burstyn) viene a suplir gran parte de todo esto que ha brillado por su ausencia, Aronofsky va y lo desmorona en la parte final, con aquella patética escena en la que su personaje es llevado a un "hospital psiquiátrico" (aunque resulte ser cualquier otro lugar sacado de una ridícula película de terror, menos un psiquiátrico), y Aronofsky intente así vendernos que en esos "malvados", "negligentes" y "despiadados" lugares aún se siguen practicando terapias de electro-choques. Por favor.
La música es magistral, el trabajo de Clint Mansell es de antología. Pero Aronofsky confía demasiado en el poder con el que puede dotar a las escenas trágicas usando el track principal ("Lux AEterna"), tanto, que termina utilizándolo en la mayoría de escenas de fuerza (sin contar los créditos). Esto relega a los demás tracks (que son de igual manera impresionantes) a escenas menos importantes en donde pasan casi desapercibidos.
No se la recomiendo a gente muy sensible, porque la intención final de su director resultó en una convulsiva y deprimente mezcla que en momentos pretende ser un drama, en otros una película de terror, y en otros una comedia. Pero que en general no es ninguno de los tres géneros anteriormente mencionados. Véanla si les gusta (o no les molesta) el equivalente cinematográfico de que alguien los sacuda y los aturda hasta que sientan nauseas.