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España España · MADRID
Voto de ROMAN:
5
Comedia. Drama Una madre y su hija huyen a la ciudad costera de Mohang para eludir las deudas que han contraído. La joven empieza a escribir un guión para un cortometraje que tiene como protagonistas a tres mujeres llamadas Anne. Las tres llegan a Mohang y allí reciben la ayuda de la dueña del motel donde se hospedan y la de un socorrista que vagabundea por la playa. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2013
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Es difícil definir una película sin contar con el conocimiento de las anteriores del autor (que han sido distribuidas en este país) pero esta En otro país no necesita referencia pasadas para definir un mundo realista como el que nos muestra en esta historia que son tres y que se funden en una única al final de su metraje.
La triple historia que una hija se inventa en su huida de los acreedores de su familia y la huida de su padre, no es sino la puesta en escena de la misma historia pero con situaciones diferentes. Es como una gran coreografía de tres historias que acaban haciendo creer al espectador, cuando la Huppert (actriz que representa a las tres turistas que llegan a Mahong), que son la misma
Los tres personajes que la Huppert desarrolla no son sino representaciones del contacto de dos civilizaciones, de dos formas de entender la vida, de dos visiones de la vida cotidiana. Sangsoo nos transporta hacia una triple historia donde el personaje que entra en la sociedad coreana es una intrusa que acaba por provocar diferentes reacciones en los personajes nativos, sobre todo desde el punto de vista sentimental y físico, en el caso del socorrista. Puede ser, por ello, que escribe la mayoría de los diálogos horas antes de rodarlos provocando una naturalidad que nos recuerda, en algunos casos, al cine claro, sencillo y preciso de Rohmer.
Pero En otro país es algo más que una trasposición de un cine naturalista y realista, es la expresión de un choque de dos mundos que acaban por entenderse porque tienen necesidad de ello. Para ello no duda en situar a sus personajes como verdaderos parlanchines cuya única misión es entenderse con la forastera.
Y la forma de rodar de Sangsoo redunda en ello: movimientos bruscos de acercamiento y alejamiento utilizando zooms bastante burdos sin importarle la factura formal, diálogos banales en la mayoría de las ocasiones provocados por el problema del idioma, entre otras cosas, o la planificación de los planos como si fuera una representación teatral. Pero a pesar de estas características, el autor maneja con soltura la cámara para demostrarnos su destreza en contar tres historias aparentemente diferentes, con premisas similares, y que nos lleva a un punto final donde la Huppert huye de la escena con su paraguas y su desdén al caminar pero que el espectador percibe como si lo que ha visto fuera una única historia, como si fuera el resultado de una pequeña sinfonía con un montón de variaciones. Buscamos en el recuerdo y no conseguimos diferenciar realmente las tres historias porque comparten escenarios, planos, situaciones y algunos diálogos. Por eso no hay que dejarse llevar por la triple propuesta histórica o por planos desconcertantes, sobre todo, en la segunda historia, sino simplemente verla como una propuesta única de un autor al que deberíamos poder seguir más cerca en este nuestro país.
ROMAN
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