Gran sorpresa que uno se da con esas películas que pasan desapercibidas en su momento, eclipsadas por las películas de las vacas sagradas, y que son "descubiertas" después de muchos años, este es el caso de la película de 1950 del griego Yorgos Javellas.

El "químico" es el borracho del pueblo, todos en el pueblo se conocen y saben de sus actitudes, todos en el pueblo saben que el zapatero es un alcohólico, se burlan de el, le convidan el vino; las tabernas abundan en los pueblos, interesante observación, siempre se habla de los vicios en la gran ciudad pero en los pueblos no se es menos vicioso, el alcohol es el fin de muchos, por el que trabajan, la diversión anhelada.

El personaje del "químico" es estupendo, bien desarrollado, me creo todas las angustias del viejo, uno de los mejores borrachos perdidos del cine sin duda, la relación con su familia es conmovedora, sólo vive con su hija y su suegra; sin dinero la hija se consigue un puesto como una modesta secretaria, ahí dejan de lado al personaje del químico pero regresará con una fuerza tremenda, no cuento más, la última parte es notable, el viejo, perdido irremediable, se pone la película al hombro, maravillosa historia.
Algunas participaciones como los de los suegros en el final son poco creíbles pero ya estas dentro de la película y lo pasas por alto, el artífice de eso es el viejo "químico", es un crack.