Helena, Elisabet, Estee, fundadoras de míticas compañías de cosmética..., con orígenes u entornos judios, al igual que Lee Israel, todas fueron emprendedoras en empresas de belleza y todas empezaron teóricamente, en lugar de en un garage, en el horno de la cocina de su casa. Y como en el caso de Estee Lauder de ahí al infinito y más allá...
Es complicado obtener la biografía con fuentes fidelignas de esos personajes porque por ejemplo Lauder fue extremadamente lóngeva (por lo general los inicios se remontan a 1900.) claro está si no se ha sido testigo de excepción . Lee Israel, o su entorno parece ser que tuvo la ocasión . Creció en Queens, de donde era originaria Estee Lauder y quizás ello contribuyó a que quisiera escribir contra viento y marea una biografía no autorizada del mito americano
Y se lió parda.
A grandes trazos supuso la defenestración profesional de la escritora y su caída a los infiernos. Significó el punto de inflexión a partir del que la carrera de la biógrafa cayó en picado, sumiéndola en una crisis personal importante y un alcoholismo del que parece ser nunca pudo escapar.
Entre la espada y la pared arruinada en 1990 vuelve a la carga atreviéndose a jugar en la delgada línea que separa muy a menudo la realidad oficial de lo que son secretos a voces y elabora una serie de cartas apócrifas de vacas sagradas de la literatura estadounidense, haciendo las delicias de los coleccionistas ya que al valor de las reliquias añadía anécdotas de cosecha supuestamente propia (¿?)
Esto último es un fenómeno coleccionista que es genuinamente americano. Normalmente solemos asimilar miméticamente sus usos y modas pero esta lamentablemente se nos resiste un poco.
Con ocasión del aniversario de la muerte de Antonio Machado se ha recordado que una infinidad de correspondencia del poeta a un amor por lo visto se destruyó sin entrar a considerar el inmenso valor de esa obra.
Los americanos, sin embargo, dan un gran valor a cualquier pedazo por muy pequeño e insignificante que sea de su historia y de su cultura. Eso ahí tiene un mercado, no únicamente museístico y aquí nos es muy ajeno.
Prueba de esa valoración y ese fenómeno es que paradójicamente parte de lo que se consideraba en la dichosa obra biográfica de Lee Israel no autorizada de Estee Lauder se ha confirmado tácitamente por los familiares herederos del mito. De haberse cotizado la dichosa obra lo que ahora, por ejemplo en Amazon.com, Lee Israel no se habría visto obligada a delinquir.
Y vete aquí que también finalmente escribió las memorias sobre sus fabulosas falsificaciones de reliquias sin que la obra sucumbiera a la crítica feroz de antaño, muy a pesar de que en principio no tendría en porqué tener buena acogida ni ser considerado algo ejemplar.
Esa delgada línea... realmente separa lo que se pretende como verdad oficial y autorizada y todo lo demás.