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6,8
17.380
Drama. Romance
En el Londres de la posguerra, en 1950, el famoso modisto Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) y su hermana Cyril (Lesley Manville) están a la cabeza de la moda británica, vistiendo a la realeza y a toda mujer elegante de la época. Un día, el soltero Reynolds conoce a Alma (Vicky Krieps), una dulce joven que pronto se convierte en su musa y amante. Y su vida, hasta entonces cuidadosamente controlada y planificada, se ve alterada por la ... [+]
25 de febrero de 2018
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver si nos aclaramos un poquito:
Desde que tengo uso de razón los grandes modistos han sido requeridos por la alta sociedad para confeccionar la ropa de las mujeres de las autoridades o celebridades femeninas poseedoras de grandes fortunas o de gran belleza (o de ambos dos a la vez). La alta costura requiere de una atención personalísima, de una cercanía que no tiene cualquiera con personalidades y celebridades de primer orden que abre todo tipo de oportunidades y ocasiones
Por otro lado la profesión hace natural la habitual proximidad con modelos espectaculares en su mejor momento, cuya vida útil en la profesión es bastante limitada por lo que no dudan mercenariamente en aprovechar todas las oportunidades con todas las zancadillas que sean de menester y con todas las armas de mujer a su alcance.
Y justo en medio del espectáculo están los gurus de la moda.
Y es por todo por lo que una "conditio sine qua non" para los grandes es y ha sido naturalmente su homosexualidad y además premiando preferentemente a los con pareja estable reconocida públicamente (la fidelidad es lo de menos). Es un filtro lógico dadas las circunstancias. Sin ello el ejercicio de la profesión a esos niveles sería algo difícilmente sostenible.
Es más, todos tenemos en mente a conocidos, buenos sastres y modistos, que precisamente por otra condición sexual y siendo grandes profesionales se dedican a clase tropa y aunque buenísimos, no tienen acceso a los círculos clave para acceder al primer nivel.
Pues bien. En un entorno profundamente clasista, la película nos planta un cuento de la criada y la figura ficticia de un célebre modisto inspirado es un mix de varios reales y lo mejor de todo (y abrid la mente): "heterosexual". Unas risas.
Y estos dos tienen un lío.
Antes de entrar en spoiler diré que la película cinematográficamente hablando es de calidad medio alta, con ambientación muy buena, fotografía impecable y un ritmo desesperadamente lento y tedioso. Interpretativamente es un libro abierto. Intenta suplir las carencias de la exposición del pobre argumento con las habilidades de los actores y la verdad es que rozan el aprobado justo pero apenas. Bonito envoltorio
Desde que tengo uso de razón los grandes modistos han sido requeridos por la alta sociedad para confeccionar la ropa de las mujeres de las autoridades o celebridades femeninas poseedoras de grandes fortunas o de gran belleza (o de ambos dos a la vez). La alta costura requiere de una atención personalísima, de una cercanía que no tiene cualquiera con personalidades y celebridades de primer orden que abre todo tipo de oportunidades y ocasiones
Por otro lado la profesión hace natural la habitual proximidad con modelos espectaculares en su mejor momento, cuya vida útil en la profesión es bastante limitada por lo que no dudan mercenariamente en aprovechar todas las oportunidades con todas las zancadillas que sean de menester y con todas las armas de mujer a su alcance.
Y justo en medio del espectáculo están los gurus de la moda.
Y es por todo por lo que una "conditio sine qua non" para los grandes es y ha sido naturalmente su homosexualidad y además premiando preferentemente a los con pareja estable reconocida públicamente (la fidelidad es lo de menos). Es un filtro lógico dadas las circunstancias. Sin ello el ejercicio de la profesión a esos niveles sería algo difícilmente sostenible.
Es más, todos tenemos en mente a conocidos, buenos sastres y modistos, que precisamente por otra condición sexual y siendo grandes profesionales se dedican a clase tropa y aunque buenísimos, no tienen acceso a los círculos clave para acceder al primer nivel.
Pues bien. En un entorno profundamente clasista, la película nos planta un cuento de la criada y la figura ficticia de un célebre modisto inspirado es un mix de varios reales y lo mejor de todo (y abrid la mente): "heterosexual". Unas risas.
Y estos dos tienen un lío.
Antes de entrar en spoiler diré que la película cinematográficamente hablando es de calidad medio alta, con ambientación muy buena, fotografía impecable y un ritmo desesperadamente lento y tedioso. Interpretativamente es un libro abierto. Intenta suplir las carencias de la exposición del pobre argumento con las habilidades de los actores y la verdad es que rozan el aprobado justo pero apenas. Bonito envoltorio
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aún en nuestros días perdura la polémica sobre la existencia o no como enfermedad de la homosexualidad. En la cinta la postura adoptada es inequícova desde el primer momento en el que el protagonista se reconoce como enfermo expresamente. Afirma, además, que tiene alucinaciones sobre su madre.
Pues bien, en eso que aparece una camarera, de belleza plácida, entusiasta del servicio y que finalmente se reconoce enamorada del modisto.
Y resulta que la fórmula magistral para solucionar carencias del modisto que arma la muchacha es envenenar al maestro en las ocasiones en las que se ve contrariada y apartada del centro de poder. Y el colmo es que a manera de purgación el modisto lo acepta.
La única disculpa que se puede dar a la película es que en la década de los años cincuenta del siglo pasado la OMS tenía a la homosexualidad como enfermedad mental catalogada. Así fue hasta el 1974.
Desde siempre la libre opción sexual ha sido siempre la máxima expresión de la libertad del ser humano y es verdad que el colectivo de homosexuales presenta problemas de salud pero por pertenencia a colectivos de riesgo, no por el mero hecho de su orientación sexual.
Lo que ni tenía disculpa antes ni la tiene en nuestros días es la violencia de género que ejerce la criada al modisto atentando contra su salud. Y en la película se expone tal cual sin entrar ni salir en lo lícito de ella. Y se quedan tan anchos.
Igual lo achacan a una corriente cultural por la que la exposición de los hechos, reales o ficticios, se hace al pie de la letra sin dar espacio a nada más. Pero hecho así, de esta forma a pelo, suena a apología de la violencia de género.
Culturalmente no convergemos con los americanos. Es una tomadura de pelo que prueba a aprovechar las aguas que creen ellos que hacen las políticas que les son ajenas. Harían muy bien en ponerse un poco al día.
Pues bien, en eso que aparece una camarera, de belleza plácida, entusiasta del servicio y que finalmente se reconoce enamorada del modisto.
Y resulta que la fórmula magistral para solucionar carencias del modisto que arma la muchacha es envenenar al maestro en las ocasiones en las que se ve contrariada y apartada del centro de poder. Y el colmo es que a manera de purgación el modisto lo acepta.
La única disculpa que se puede dar a la película es que en la década de los años cincuenta del siglo pasado la OMS tenía a la homosexualidad como enfermedad mental catalogada. Así fue hasta el 1974.
Desde siempre la libre opción sexual ha sido siempre la máxima expresión de la libertad del ser humano y es verdad que el colectivo de homosexuales presenta problemas de salud pero por pertenencia a colectivos de riesgo, no por el mero hecho de su orientación sexual.
Lo que ni tenía disculpa antes ni la tiene en nuestros días es la violencia de género que ejerce la criada al modisto atentando contra su salud. Y en la película se expone tal cual sin entrar ni salir en lo lícito de ella. Y se quedan tan anchos.
Igual lo achacan a una corriente cultural por la que la exposición de los hechos, reales o ficticios, se hace al pie de la letra sin dar espacio a nada más. Pero hecho así, de esta forma a pelo, suena a apología de la violencia de género.
Culturalmente no convergemos con los americanos. Es una tomadura de pelo que prueba a aprovechar las aguas que creen ellos que hacen las políticas que les son ajenas. Harían muy bien en ponerse un poco al día.