Una película con ciertos detalles curiosos, pero aburrida hasta decir basta. Johansson y Rebecca Hall son las protagonistas de la película hasta que aparece en escena una brutal Penélope Cruz, momento en el que empieza realmente la película. Magnífica la escena en la que entra Maria Elena en acción. Desde ese momento, Penélope se lleva por delante todo lo que pilla; a elenco, guionistas, realizadores, producción y yo diría que hasta se lleva por delante al propio director. Se sale por todos los lados en la que, sin duda, es su mejor interpretación hasta ahora. Javier Bardem es alumbrado por la estela de Penélope y es partícipe de las mejores escenas de la película; las discusiones del matrimonio, al más puro estilo español (imprescindible verlas en versión original). Pero si ha habido un chasco en esta película, es el de Scarlett. El escaso brillo de Johansson en ésta película, se opacifica aún más si cabe cuando tiene al frente a una Penélope que devora la pantalla, que intimida constantemente al personaje de Scarlett (cada vez menos importante a lo largo que se crece el personaje de Penélope) y que se hace con las riendas de la película. Sin ella, no es más que otra aburrida película de Woody Allen.